Y no es para menos esta evocación, dada la deslumbrante personalidad de este noble descendiente de Gonzalo Ruiz de Toledo (1256-1323), IV señor de la villa de Orgaz (Toledo), inmortalizado por el Greco en 1586. Más aún, Gonzalo Crespí fue publicista y empresario, practicó la filantropía y el humanismo, cultivó la archivística y la historia, profesó como bibliófilo y políglota, y se deleitaba con la gastronomía, la ópera y los toros. “Un personaje total” y poliédrico que “también merecería un cuadro de colosales dimensiones”, como el de su antepasado, "un ser absolutamente carismático, muy activo, con un gran poder de atraer a la gente, un santo laico", al decir del periodista Javier Rodríguez (El Mundo, 15/12/2013).
En Ávila encontramos a Gonzalo Crespí de Valldaura en la herencia del linaje de Lezquina, dueño de la casona palaciega levantada en el siglo XV en la calle de Lesquinas, conocida con este nombre en su honor desde mediado el siglo XIX, frente al actual Colegio Diocesano, antes convento de monjas dominicas de santa Catalina.
Y también lo descubrimos entre los descendientes del canónigo Anaya, fundador de la capilla claustral del Crucifijo de la catedral en el siglo XVI.
En su mansión abulense, el conde estableció en 1980 uno de los archivos nobiliarios más importantes de España, y en ella presentó en 2014 su particular visión del cuadro de El Greco (1541-1614), coincidiendo con el centenario de la muerte del pintor. Con la villa de Arévalo colaboró en 2015 en la exposición de las Edades del Hombre prestando una obra de Goya. En la dehesa de Ciervos (Urraca Miguel) mantenía una ganadería de ternera abulense heredera de otra de toros bravos.
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Gran señor de Ávila
Y en Ávila fijó su última residencia, a caballo con Madrid y Barcelona. “Era catalán de Madrid, madrileño de Barcelona y gran señor de Ávila”, escribió Íñigo Méndez Vigo en su obituario.
Ahora, con motivo de la reciente defunción de Gonzalo Crespí de Valldaura, conde de Orgaz, ocurrida el 25 de febrero, su biografía ha recobrado singular protagonismo y actualidad, aunque ello no tanto en Ávila, de ahí que ahora nos ocupemos de ello. Por sus propias declaraciones a los medios, sabemos que Gonzalo Crespí nació el 25 de marzo de 1936 en Madrid, que se formó en el Liceo Francés y el colegio del Pilar, y que estudió Económicas en las universidades de Barcelona y Madrid.
También que trabajó en una empresa americana de publicidad hasta que montó la su propia agencia con gran éxito. Al mismo tiempo, y coincidiendo con que su mujer María Eugenia Cardenal de Caralt se matriculaba en Filología Hispánica de la UNED, él hizo lo propio en Geografía e Historia, donde también se doctoró.
Cofundó y presidió la ong Ayuda en Acción (1981-2003) con la que recorrió todo el tercer mundo. Presidió la asamblea española de la Orden de Malta (2003-2013) dedicada a la asistencia social y ayuda a los enfermos. Presidió la Asociación Internacional de Bibliófilos (1999-2006).
Fue socio fundador y presidente de la Fundación de Amigos de la Biblioteca Nacional de España (2009-2021). Fue un asiduo en las corridas de toros de las Ventas. Como buen melómano, colaboró con los Amigos de la Ópera desde su fundación. Y formó parte del Consejo Rector de la Cofradía de la Buena Mesa.
Fue académico correspondiente de la Real Academia de la Historia de Ávila, y de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, y escribió numerosos artículos y conferencias sobre historia, desarrollo y bibliofilia.
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Historiador
Fruto de sus propias investigaciones sobre el señorío medieval de sus antepasados y los estrechos vínculos que su linaje mantuvo con la ciudad de Toledo, y los territorios señoriales de Orgaz, Santa Olalla y Polvoranca, son las siguientes obras: Diario del señor D. Cristoval Crespí desde el día en que fue nombrado presidente del Consejo de Aragón (BOE, 2012); Señorío de Orgaz 1220-1520. Estudio genealógico, patrimonial y jurisdiccional (Tesis doctoral de 2013 dirigida por Carmelo Luis López, director de la Institución Gran Duque de Alba de Ávila); y Los señores de Orgaz, 1220-1520 (Círculo Rojo, 2020).
Finalmente, en el ámbito familiar, tuvo cinco hijos: Agustín, María Josefa, Esteban, Luis y Diego que le dieron catorce nietos, tal y como se referencia junto al linaje de condado de Orgaz en Gómez Fernández-Cabrera: Villa de Orgaz. [En línea]. Disponible en www.villadeorgaz.es
La estrecha vinculación con Ávila del XXI conde de Orgaz, Gonzalo Crespí de Valldaura, la encontramos en el linaje de los Lezquina. Fue en 1752, cuando el XIII Conde de Orgaz, Cristóbal Crespí de Valldaura Hurtado de Mendoza, del linaje toledano, contrajo matrimonio con María de la Portería Lezquina y Gasca, marquesa de la Vega de Boecillo (Valladolid), descendiente de los Lezquina (o Lesquinas) que se asentaron en Ávila en el siglo XV. Es por ello que el conde de Orgaz tiene mansión palaciega en Ávila.
Es una casona mandada levantar por los hermanos Pero González, Prebendado de la Santa Iglesia de Ávila, y Gil González de Lezquina, procedentes de Portugal, quienes llegaron a nuestra ciudad hacia el año el año 1400.
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Lesquinas
También se conoce su linaje por el apellido “Lesquina”, dado que vivieron en el Mercado Grande, cerca de la torre de la esquina de la muralla, al tiempo que don Pedro de Lezquina, regidor de Ávila, funda el mayorazgo de la familia en 1669, cuenta José Mª García-Oviedo, estudioso de los escudos pétreos que flanquean la puerta de entrada del palacio (Heráldica Abulense, 1992), figurando también don Pero de Lesquinas en el libro Consistorial de 1690 como Alférez Mayor.
Sin embargo, poco queda del estado original del palacio renacentista que había estado ocupado en 1876 por los Padres Paúles, ya que en 1910, Esteban Crespí de Valldaura y Fortuny, XVIII Conde de Orgaz, lo reformó íntegramente, aparte de otras intervenciones posteriores, cuenta Antonio Veredas (Ávila de los Caballeros, 1938) y también reseña María Isabel López Fernández (Guía de la arquitectura civil del siglo XVI en Ávila, 2002).
Por otro lado, el linaje Orgaz entroncó con el abulense marquesado de Arenas cuando el sobrino del conde titular, Carlos Crespí de Valldaura y Liniers, se casó en 1951 con Paloma de Travesedo y Jiménez-Arenas, nieta de César Jiménez Arenas, I marqués de Arenas, que actuó como padrino, siendo el oficiante el obispo de Ávila D. Santos Moro Briz (ABC, 11.12.1951).
En cuanto al marquesado de la Vega de Boecillo que ostentaba María de la Portería Lezquina y Gasca, éste fue rehabilitado en 1983 por Gonzalo Crespí, quien en 1983 lo transfirió a su hijo Esteban.
La casa de Ávila, junto a un cuadro anónimo del siglo XVII del entierro de su antepasado, copia del que pintó El Greco, y retratos de viejos nobles, fue el escenario elegido por Gonzalo Crespí Valldaura para presentarse como el conde Orgaz, digno heredero del finado retratado en el cuadro original, que merecía cierto protagonismo en el cuarto centenario del pintor que se celebra con la exposición titulada 'El Griego de Toledo' abierta en el Museo de Santa Cruz en 2014.
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El famoso cuadro
Sobre el famoso cuadro del entierro del conde Orgaz que habitualmente se exhibe en la iglesia de Santo Tomé de Toledo, Gonzalo Crespí impartió a lo largo de su vida infinidad de charlas y conferencias explicando su historia, temática y simbolismo.
Su más significativa intervención fue el pregón que pronunció en la villa de Orgaz durante el centenario de 2014, donde contó que su antepasado Gonzalo Ruiz de Toledo, señor de Orgaz, fue notario mayor de Castilla, ayo del rey Alfonso XI y alcalde de Toledo. No fue hombre de guerra, sino más bien un buen administrativo y un benefactor. Murió en 1323 y dejó escrito en su testamento que la villa de Orgaz entregara anualmente al cura de la iglesia de Santo Tomé una suma de dinero, además de carneros y otras prebendas.
Este encargo no se cumplió hasta 200 años después, cuando el párroco, Andrés Núñez, reclamó la deuda, la cual fue satisfecha con efecto retroactivo. El Greco recibió entonces el encargo de pintar el cuadro en agradecimiento a su benefactor, quien compuso una escenografía del entierro totalmente inventada, en la cual aparecen retratados personajes de su época en un divertido anacronismo que tanto le gustaba.
Por otro lado, destaca en la colección de arte del conde de Orgaz el cuadro de Goya titulado 'Bautismo de Cristo' (1771-1775), y traemos a colación este dato porque debido a su generosidad, pudo contemplarse en la exposición «Credo» de Las Edades del Hombre, que tuvo lugar en Arévalo (Ávila) en 2013, lo que se produjo de forma excepciona en la iglesia de El Salvador.
Esta pequeña obra de la colección de Gonzalo Crespí se situó en la escenografía de la muestra junto a La Anunciación de El Greco, el pintor que inmortalizó el linaje de los Orgaz. Acompañado también de obras escultóricas de nuestros paisanos de “adopción” Juan de Juni y de Gregorio Fernández, así como de alto relieves de Vicente, Sabina y Cristeta de la basílica de San Vicente de Ávila.
Siempre atraído por las exposiciones de las Edades del Hombre, el conde avanzaba a la prensa: “Espero que nos veamos allí” (La Tribuna de Toledo, 7.04.2014). Y Goya volvió a Ávila en 2015 en una nueva edición de dichas exposiciones, dedicada esta vez a la santa abulense, con el óleo sobre tabla Aparición de la Virgen a Santa Teresa, perteneciente a la Colección Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País.
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Semana Santa
El recuerdo del conde Orgaz regresa con Gonzalo Crespí de Valldaura, especialmente, cada año en las celebraciones de Semana Santa de Ávila. No en vano, el conde ostentaba el título de hermano de honor del Patronato de la Santa Vera Cruz desde 2014. El motivo, la cesión que hizo del Cristo de Buena Muerte, conocido como El Cristo de Anaya, atribuido a Juan Bautista Vázquez ‘El Viejo’ que se veneraba en la catedral.
Fue en 1964 cuando se incluyó este Cristo entre los pasos procesionales del Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz. La talla, del último cuarto del siglo XVI, encuadrado estilísticamente dentro del romanismo abulense con parecidos al Crucificado de Miguel Ángel, fue encargada por el fundador de la capilla en 1576, el canónigo Pedro Ordóñez de Anaya, quien había pasado temporadas en Roma.
En aquella ocasión, el conde D. Gonzalo, XXI conde Orgaz, patrón de la capilla claustral del Crucifijo en la catedral de Ávila, también conocida como Capilla de Anaya, cedió la talla para que junto con las imágenes de María Dolorosa y San Juan del escultor murciano Manuel Pérez Guillén y Soriano de 1913, propias del Patronato, conformasen el paso de la Tercera Palabra.
A propósito de la distinción concedida por el Patronato de Ávila al conde, éste confesó: “Es un honor que me satisface mucho y que no debo a mis méritos sino a los de un lejano pariente que fue quien fundó la capellanía del Cristo de Anaya situada en el claustro de la Catedral”.
Ganadero
Un dato más de la ingente actividad de Gonzalo Crespí, nos la aporta este detalle: •también tengo una ganadería que comercializa ternera de Ávila”, contaba en una entrevista (El Mundo, 15/12/2013). Ésta se encuentra en la Dehesa de Ciervos, en el antiguo término de Urraca Miguel, una pedanía que antaño fue señorío del Duque de Abrantes, quien también tenía palacio en Ávila.
En su tiempo, de dicha explotación ganadera fue famoso el hierro de ganado bravo “Conde de Orgaz de Ávila” que impulsó entre 1919-1934 Agustín Crespí de Valldaura y Cavero, XIX conde de Orgaz. Y de esta ganadería se lidiaron novillos toros en la plaza de toros de San Roque de Ávila en el Festival de La Peña (10.09.1929), el Festival del Real Ávila, F.C. (16.06.1930), el Festival taurino provincial (3.08.1930), novillada (29.05.1931) y la Fiesta de los Secretarios (2.08.1931).
También en El Barco de Ávila (6.09.1930) y en Madrid con la actuación de Blas Fabián ‘Avileño’, natural de Ssanta María del Tiétar (Ávila): “¡El señor conde de Orgaz!,/ distinguido señor nuestro,/ el que vive y muchos años/ tarde en disponer su entierro,/ nos ‘agasajó’ ayer tarde en el coso madrileño/ con ocho novillos toros...”» (La Voz, 17.09.1934).
Por su parte, Gonzalo Orgaz, como también se le conocía, fiel a esta afición familiar “fue asiduo, desde hace más de sesenta años, al palco 9 de Plaza de las Ventas, donde aprendió a lidiar con el mundo taurino sentado entre el maestro Domingo Ortega y Don José María Cossío”, recordó Íñigo Méndez de Vigo, su amigo y exministro de Educación, Cultura y Deporte (eldebate.com, 1.03.2022).
A la muerte del conde, la Biblioteca Nacional de España publicó el siguiente mensaje: “Ha fallecido Gonzalo Crespí de Valldaura, Conde de Orgaz, Presidente y Socio Fundador de Fundación de Amigos de la BNE. En la BNE nos sentimos profundamente apenados por su pérdida y enormemente agradecidos por la generosa labor que ha realizado con FABNE”. Ciertamente, dada la especial querencia por los libros y la extraordinaria experiencia como bibliófilo del conde, ésta le animó a promover la creación de la Fundación de Amigos de la Biblioteca Nacional de España, de la que fue su presidente desde 2009.
Entre las numerosas actividades desarrolladas en esta faceta, reseñamos la realizada en 2020 consistente en la adquisición y donación a la BNE de 290 cartas que el artista Valentín Carderera (1796-1880) escribió o recibió a lo largo de su vida. Y es que Carderera pintó Ávila del natural en 1840 en el viaje que hizo para intervenir en la conservación de su patrimonio en peligro por la desamortización eclesiástica, tal y como admiramos en la exposición y conferencias que organizaron en 2018 el Museo de Ávila y su Asociación de Amigos (Diario de Ávila, 28.05.2018).
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Archivo
Sobre el magnífico archivo el del condado de Orgaz atesorado durante siglos, Gonzalo Crespí dice: “Me lo llevé a Ávila. Tengo allí una ‘vieja’ casa que procede de uno de esos entronques familiares. Ávila es un lugar estupendo para conservar un archivo, porque es muy fría y muy seca, condiciones óptimas para la conservación de documentos.
Está a disposición de los investigadores que acudan con sus cartas de recomendación y que puedan adaptarse a nuestros horarios. Se han elaborado ya varias tesis doctorales a partir de sus documentos, y bastantes investigaciones de diversa índole”» (La Tribuna de Toledo, 7.04.2014).
Y en otra ocasión comenta: “Antiguamente [el archivo] estaba distribuido en las distintas administraciones de los bienes de mi familia repartidos por las cuatro esquinas de nuestra Península, incluso más allá por las propiedades que tenían en Cerdeña.
Pero la pérdida de gran parte de las mismas durante el siglo XIX y la racionalización de la administración, llevaron a concentrar el Archivo en Madrid, donde yo lo mantuve, hasta que a mediados de los años 80, cuando mi mujer y yo pensamos que estaría mejor ubicado en Ávila donde podíamos disponer de mucho más espacio y donde la sequedad y el frío que son dos de los mejores conservadores de documentos que se conocen ayudarían a conservarlo. Por otra parte, la mejora de las comunicaciones hace que esté al alcance de cualquier investigador que precise consultarlo”.
La confesión anterior sobre el archivo de Ávila se completa con otra sobre la biblioteca reunida con la meticulosidad de un bibliófilo: “La biblioteca la tenemos repartida entre Madrid y Ávila, pero querría aclarar que aunque heredamos una gran cantidad de libros, mi mujer y yo la hemos enriquecido notablemente, tanto en literatura del siglo XVI y contemporánea, en historia, en libros ilustrados del siglo XIX, góticos castellanos, encuadernaciones… Mi mujer y yo hemos disfrutado enormemente en esa labor y a mi mujer se le debe también una ordenación de los libros, sin la que la biblioteca perdería gran parte de su utilidad” (www.alquiblaweb.com, 6/05/2015).
Respecto a los fondos que alberga el citado archivo, Gonzalo Orgaz explica: “Es una especie de registro de la propiedad, donde también se pueden encontrar textos legales tan valiosos y únicos como el fuero por el que se regían los moriscos en sus propiedades de Valencia en la época inmediatamente anterior a los Reyes CatóIicos, colecciones epistolares de sus antepasados -que ocuparon puestos militares, civiles y religiosos relevantes- con varios reyes y autoridades eclesiásticas, y también falsificaciones antiquísimas” (El País, 18/1171996).
Así mismo, sobre la valía del mismo archivo indica: “Para documentación nobiliaria es un archivo medio/grande, estaría inmediatamente por detrás de Medinaceli, por ejemplo, o del de Medina Sidonia. Tiene una extensión documental desde muy antiguo porque empezamos en el siglo XIII” (Revista Escaparate, 49/2011).
En definitiva, resulta que Ávila es la depositaria de uno de los archivos nobiliarios privados más importantes de España, el del conde Orgaz, el cual viene a sumarse a los archivos General Militar ubicado en el Palacio de Polentinos, el Diocesano, el Histórico Provincial y el Municipal.
Además, no olvidamos los fondos de los conventos dominico de Santo Tomás y carmelita de Santa Teresa, a los que añadimos los procedentes de la colección del marqués de Benavites y marqués de san Juan de Piedras Albas conservados en la Biblioteca y el Museo de Ávila. Con todo, la ciudad juega un papel relevante como guardián de la memoria y custodia de un patrimonio único e irremplazable que se transmite de generación en generación.
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