Sólo tres protagonistas son el motivo de esta tradición de Semana Santa. Cada uno de los nazarenos tocan un instrumento musical mientras andan pausadamente, a ritmo de 20 pasos por minuto. El silencio solo se ve interrumpido por el sonido de la esquila, fagot y tambor que porta cada uno.

El desfile sale desde la sacristía de la iglesia de Bonilla, dedicada a San Martín de Tours pero con hechura catedralicia, para luego recorrer 500 metros por las calles de la localidad.

Todo esto se ha desarrollado en la mañana del Viernes Santo durante algo más de una hora, en una ceremonia similar a la del Jueves Santo por la noche en lo que es una tradición recuperada hace tres décadas.