Con 6º, una temperatura agradable para esa hora, el paso con la talla del Santísimo Cristo de los Ajusticiados, del siglo XV, ha partido a las 5.30 horas de la Catedral, para llegar al mismo lugar a las 7 horas, en el tradicional recorrido de 2,5 kilómetros que se ha completado de forma más rápida a la habitual.

Organizado por el Ilustre Patronato de la Santa Vera Cruz, el Vía Crucis ha tenido un significado especial, al celebrarse tras dos años de parón por la pandemia, y el hecho de coincidir con la celebración del año jubilar por el IV Centenario de la Canonización de Santa Teresa, de ahí que haya hecho referencia a esta efemérides.

Por este motivo los cerca de 2.000 participantes han podido rezar el Via Crucis que San Pablo VI realizó en el Coliseo de Roma en 1977, teniendo como hilo conductor textos de la mística abulense, a la que el pontífice había nombrado doctora de la Iglesia en 1970.

La tradición de esta cita de la madrugada del Viernes Santo ha sido completada por muchos de los asistentes al terminar el recorrido penitencial, cuando han acudido a los bares abiertois o a las churrerías para degustar un chocolate con churros, en los que se han formado largas colas. En algunos establecimientos se han agotado las existencias.