Del Martes, 30 de Septiembre de 2025 al Sábado, 04 de Octubre de 2025

La comarca de Sayago, mucho más que los Arribes
“Cuando emprendas tu viaje a/ Ítaca / pide que el camino sea largo,/ lleno de aventuras, lleno de/ experiencias/. (...) Pide que el camino sea largo./ Que muchas sean las mañanas/ de verano/ en que llegues -¡con qué placer y/ alegría-/ a puertos nunca vistos antes”.
Con este poema de Kavafis nos subimos al paisaje con Ana Pose en el viaje que partió desde el pueblo abulense de Mingorría (Ávila), donde vive y tiene su “centro de operaciones” cartográfico, hasta la comarca zamorana de Sayago.
En su larga travesía cambió la flota marinade Odiseo por una nave de tierra firme. Ésta es un ‘barco’ con ruedas y sin velas, una moderna auto caravana blanca con la que en el helado invierno de 2021, días de la borrasca Filomena, recorrió los pueblos blanqueados sagayeses que se resisten al olvido y el vacío, redescubriéndonos con ello una valiosa cultura rural y trasladándonos ricos testimonios de vida de sus habitantes, los cuales tantas similitudes guardan con las villas abulenses de Gredos, también de las tradiciones y costumbres castellanas de la llanura morañega.
La ruta que traza Ana se nos aparece como un viaje en busca de un mundo donde el hombre vivía en perfecta simbiosis y armonía con la naturaleza, y donde Sayago, como otras comarcas de la España vaciada, se nos presenta como ‘Arcadia’, la tierra de paz y felicidad que merece la pena redescubrirse, no sin dificultades y contradicciones con el progreso.
‘Arcadia’, la región de la utopía griega, y lugar de acogida de poetas y artistas del Renacimiento y el Romanticismo, es la imagen que tomamos prestada en el camino sagayés como meta para el viajero, reconstruyéndola a través de la literatura a semejanza de lo que fue en un tiempo, siguiendo aquí el ideal del “eterno retorno” de Nietzsche,
Con este pensamiento ilusionante nos viene a la memoria la conocida frase de Eduardo Galeano: “La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte corre diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”.
Tierra prometida
En ese caminar esperamos encontrar la tierra prometida de los zamoranos, igual que nos ocurre en el trasiego por los pueblos abulenses que se despueblan, lo que concuerda con la utopía de vivir en la España vaciada. Ana Pose nos sirve entonces de guía, y con ella seguimos el rastro de personajes ilustres que por aquí transitaron y descubrimos arquitecturas, artesanías, paisajes y gentes insólitas, como ella misma escribe:
“Esta comarca ofrece un paisaje de ensueño, una arquitectura popular que llegado a nuestros días para contarnos las historia de estos pueblos, pero si tengo, si tenemos que destacar algo, es sin duda, la buena gente”.
Todo lo cuenta Ana Pose en un extraordinario «diario de navegación», como hizo Homero en su epopeya, o Cristóbal Colón en su “diario de a bordo”•, o Cervantes y su Quijote, o aquellos exploradores contadores de sus aventuras. Ahora, en su marcha “épica” le acompañan Rubén Sánchez, su marido y compañero, y sus inseparables perras bordercollie que tantas alegrías le dieron en su vida profesional como adiestradora de perros de asistencia, juez de Agility RFEC y educadora canina.
Más aún, la narrativa del viaje de Ana se completa con el “cuaderno de bitácora” titulado ‘Leyendo Sayago’ que había escrito sobre la misma ruta Rosana Frías, quien en realidad es la propia Ana Pose. En este libro de cabecera, la protagonista es Mónica [quien también es Ana], una periodista y escritora de viajes y novelas, cuya aventura, discurre en la localidad Pueblamorera de Duero, un pueblo mágico que es todos los pueblos de Sayago, como Macondo lo es las novelas de García Márquez. A Mónica le servirán de guía dos ancianas que vestían el negro riguroso de la viudedad, Manuela y Teresa, dos guardianas de la esencia y el alma de Sayago.
Dos historias
Y del cuaderno ‘Leyendo Sayago’, se sirve nuestra particular directora de “tour” para componer su novela donde se cruzan dos historias que, en realidad, son la misma y el mismo paisaje. Una, que es la lectura y simultánea escritura del relato existencial de Mónica, descubridora de los vestigios de la memoria de lo que fueron estos pueblos y sus gentes. Y otra, que es la experiencia vital de la comitiva de Ana que, con la casa a cuestas, pisa y recorre la comarca.
Como se observa, un atractivo recurso literario para contar no solo este viaje, si no otras muchas aventuras que se agolpan en el recuerdo y otras en el imaginario cuando se sienta a tomar el té programando nuevos viajes: “Cogimos el mapamundi que siempre está en la autocaravana , quizás para poder soñar en voz alta”.
Con todo, Ana Luisa Pose Rodríguez (Madrid, 1960) construye su propia novela, pura literatura de viajes, titulada ‘Súbete al paisaje en Sayago. Mucho más que los Arribes’ (Ed. Círculo Rojo, 2021), la cual se presentará en el Episcopio de Ávila el martes 22 de marzo (20 horas).
No en vano, esta madrileña, pero abulense de adopción, que eligió Mingorría para vivir atraída por la antigua tradición de progresía izquierdista, tiene aquí su “locus standi”, como George Santayana, que quiso ver y tener en Ávila un punto de apoyo elevado desde el que asomarse al mundo y hacer su interpretación de la historia y de la vida humana. Ahora, Ana Pose hace de corresponsal, como los reporteros de guerra, apostando por la revitalización de una tierra que se resiste a la devastación de su abandono, y como peregrina contadora de historias vivas y de testimonios de los últimos pobladores herederos legendarios del lusitano Viriato.
También apunta datos de consejera para el viajero y para la ecología y antropología de Sayago, como hizo el peruano José Mª Arguedas en su tesis doctoral de 1958, igual que en la provincia de Ávila lo hicieron Albert Klemm (‘La cultura popular de la provincia de Ávila’, 1932) y, últimamente Pedro Tomé ‘Antropología ecológica’, 1996). Además de ejercer de divulgadora de los valores artísticos de iglesias y ermitas, y de la cultura ancestral de los verracos, por ejemplo, sin olvidar los valores medioambientales de una avifauna y un paisaje que tiene su exponente en el Parque Natural del Duero por Fermoselle y los Arribes y en “mucho más”, que en Ávila nos transporta a la sierra de Gredos.
Y al Episcopio, como si fuera la sede de una antigua sociedad geográfica de su tierra, llega Ana Pose de vuelta de su expedición a darnos cuenta de su periplo, igual que antaño hicieron en sus países Darwin y otros tantos exploradores que recorrieron el mundo. Antes de venir a Ávila con la mochila de Sayago, Ana presentó su obra en el Museo Etnográfico de Castilla y León y con ello se afincó como vecina errante de la querida comarca zamorana llevando como carta de presentación el prólogo del periodista Javier Pérez Andrés.
Nuevos vecinos
Entre sus nuevos vecinos, sirvan como ejemplo de hospitalidad los nombres de la señora María, generosa con los huevos de sus gallinas; José, Pepe para los amigos, quien fue campanero en el Concierto de Campanas en Ávila del V Centenario de Santa Teresa; Miguel y Rosa, pastores de toda la vida, que ahora solo tienen 200 ovejas, cuando llegaron a tener 700 de ordeño, que dan a probar sus productos de matanza, patatas de huerta y huevos caseros; yNuria, artesana de la cerámica, en Gamones, con quien degustar el hornazo de la Comarca.
Así, ponemos en boca de Ana Pose su experiencia viajera por Sayago que te atrapa y enamora: “Lugares extraordinarios, que no sabíamos ni que existían. Cada una de las paradas, cada una de las visitas a sus distintos pueblos fue no solo un descubrimiento de paisajes o lugares singulares. Han sido de esos días que te hacen crecer como personas. Ayer llegamos con la autocaravana dentro de nuestra ruta marcada a uno de los pequeños pueblos que, ya sin ayuntamiento propio, ven como su futuro es muy incierto”.
Y varios consejos: “Visitar fuentes, puentes y pontones, molinos, chiviteros y casitos, los primeros cobijos de cabras paridas con sus chivos, los segundos refugio de pastores; disfrutar de su arquitectura, de sus cigüeños, cortinos y cortinas, paredes de piedra sin ningún tipo de argamasa y que durante centenares de años has servido de lindes; asomarse al Mirador del Bolo en Torregamones; sentirse vigilado por el ganado y el burro zamorano; y detenerse junto a Iglesias sombreadas por centenarias moreras, cobijo de besos robados, ilusiones y sueños, llantos de despedidas forzadas, tratos comerciales”.
Finalmente, algunos detalles más para una ruta mágica. En Pereruela admirar su alfarería; en Sogo, su puente romano; en Bermillo de Sayago, la plaza rectangular única en esta comarca; en Villamor de Ladre, cortinas, iglesia y ermita y fuente abovedada; en Torrefrades, según algunas fuentes la cuna de Viriato, una fuente del concejo y dos molinos; en Tudera, la iglesia de San Pedro, dos ermitas y lo que llaman “la Torre” desde donde se ve todo el pueblo; en Zafara, donde hubo unas antiguas minas de cuarzo ahumado y transparente, una fuente única en la comarca, La Fontanina; en Fariza, la ermita Nuestra Señora del Castillo, Puente Grande, Puente la Poza, varias fuentes; en Cozcurrita preciosa iglesia románica del siglo XVIII, un muladar y su bosque de enebros; en Badilla, cigüeños, 5molinos y pontones; en Mamolas, la iglesia románica y varios casetos; en Pasariegos, una guadaña en las mismas piedras que conforman la pared de la iglesia, varios pontones y la piedra de Peña Campana; en Villar delBuey, la iglesia, el rollo de villar, el humilladero yel Puente de Róelos; en Fermoselle, llamada Balcón de losArribes, varios miradores, ruinas del castillo, bodegas, 3 ermitas, la iglesias de Santa Colomba y la Asunción,y el núcleo urbano declarado Conjunto Historio Artístico; en Fornillos de Fermoselle, precioso enclave, la iglesia de estilo renacentista, fuentes romanas, el potro del Reventón (molde para hacer varas para los arados), y hornos de cerámica; en Pinilla de Fermoselle, pueblo con vistas increíble hacia el Gran Meandro del Duero, la ermita de San Miguel, varias fuentes, y la Ruta del Contrabando; en Gamones, la iglesia, la ermita, pontones, antigua noria, molinos y el recuerdo de Miguel Delibes; en Torregamones, ruta de los molinos, chiviteros y fuentes romanas; en Formariz, el Palacio de los Cinco Bolos, la fuente la Noria del año 1.608, varias fuentes más, un precioso cigüeño, y la casa museo y tumba del poeta Justo Alejo Arenal.
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