Se les considera como presuntos autores de los delitos de abandono de animales, desobediencia a agentes de la autoridad, atentado contra agentes de la autoridad, conducción temeraria, y falsificación de documentos públicos.

La investigación comenzó en la tarde del 20 de diciembre, cuando una patrulla de la Guardia Civil realizaba un control rutinario en la carretera y un vehículo de alta gama hizo caso omiso cuando se le dio el alto, realizando maniobras peligrosas para darse a la fuga y en la que, hasta en dos ocasiones, intentó atropellar a dos agentes, poniendo gravemente en peligro la vida de otros usuarios de la vía.

Los agentes persiguieron al vehículo fugado, y cuando sus ocupantes se sintieron amenazados, volvieron a realizar maniobras peligrosas y evasivas, consiguiendo zafarse nuevamente de las patrullas que iban en su búsqueda.

El dispositivo de búsqueda y localización logró interceptar el vehículo a la entrada de El Barraco, pero de nuevo consiguieron escapar repitiendo maniobras peligrosas y evasivas.

Cierre de carretera

Dada la peligrosidad que ocasionaban estos hechos, la Guardia Civil tuvo que cerrar  la carretera y detener la circulación de vehículos ante la peligrosidad de la actitud de quienes iban al frente del vehículo, que consiguieron de nuevo escapar a gran velocidad, y ocultaron el vehículo en una zona boscosa de las inmediaciones de Navaluenga, huyendo los tres ocupantes a pie. 

En el momento que se halló el vehículo se encontró en su interior una liebre y un galgo, que no pudo ser identificado ya que carecía de microchip. En unas de las persecuciones aprovecharon uno de los momentos para ocultar las placas de matrícula del vehículo con cinta americana.

Tras las distintas persecuciones sin éxito se abrió la operación Temerario, para localizar y detener a estos individuos, se llevaron a cabo investigaciones policiales al respecto. Entonces se averiguó que, horas antes de que se produjeran los altercados, otra patrulla fue alertada para que acudiera a la localidad de Flores de Ávila, por la presencia de cazadores furtivos por el lugar.

A su llegada, se encontraron a dos galgos abandonados, que fueron identificados mediante la lectura del microchip y trasladados a una protectora de animales, verificándose que estos furtivos habían utilizado el mismo vehículo de alta gama interceptado en el control.

Identificación

Casi dos meses después, el 14 de febrero se explotó la operación Temerario, con la detención del conductor, plenamente identificado, y se intervino el vehículo de alta gama. Tanto el detenido como el vehículo fueron puestos disposición judicial.

Las investigaciones para dar con el paradero del resto pueden provocar nuevas detenciones en los próximos días. La operación ha sido efectuada por la Unidad Orgánica de Policía Judicial, el Subsector de Tráfico, y los puestos de Burgohondo y Crespos.