Su redacción comenzó en la primera sesión de la Junta de Procuradores de la Corona de Castilla celebrada en la Catedral de Ávila el 29 de julio de 1520 convocados, no por el rey, sino por la ciudad de Toledo.
Los congregados en Ávila de anticiparon así a los redactores de la Constitución americana de Fidadelfia de 1787, en cuyos debates se hizo mención expresa a la ley comunera como la “Constitución de Ávila”. También se adelantaron a la Constitución francesa de 1793 y fueron referentes en la Constitución de Cádiz de 1812.
Más aún, con la mencionada derrota de Villalar del 23 de abril de 1521 quedó sofocada la sublevación comunera, la cual puede considerarse la primera “revolución” burguesa moderna de Europa, producida más de dos siglos antes que la revolución francesa de 1789.
Sobre estos hechos tan extraordinarios trata el libro que el escritor, poeta, dulzainero y fiscal de la Audiencia Nacional Joaquín González-Herrero (Segovia, 1958), destinado antes, durante veinte años, en la Oficina de la Lucha Antifraude de la Unión Europea (OLAF), ha publicado recientemente con el sugerente título “La Ley Perpetua: Fundamentos de una utopía”, editado por el Ayuntamiento segoviano de Martín Muñoz de las Posadas, localidad donde se completó el texto antes de su aprobación en Tordesillas por las “Cortes e Juntas del Reino”.
En estos momentos, el evento dedicado a la Ley Perpetua que tendrá lugar en Ávila el próximo 8 de febrero (20:00h.) en el Episcopio, que contará con la intervención de Joaquín González-Herrero, cobra especial relevancia por la iniciativa de éste proponiendo el reconocimiento del valor universal de dicha Ley por la UNESCO en el marco del Programa Memoria del Mundo (Memory of the Word – MOW ), con lo que la ciudad de Ávila adquiría entonces un destacado y merecido protagonismo en tal reconocimiento.
Para ello, la Ley Perpetua reúne los requisitos del programa MOW "concebido para preservar y proteger el patrimonio documental mundial, respetando los hábitos y prácticas culturales, haciéndolo accesible a todos de manera permanente".
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Toda vez que la llamada también “Constitución de Ávila”, efectivamente, goza de tal significado de relevancia para los pueblos del mundo y cuya herencia deber ser un legado documental para la humanidad.
En España han merecido tal reconocimiento el Tratado de Tordesillas y las Capitulaciones de Santa Fe, la Decreta de León y el Archivo de Simancas, entre un total de once documentos inscritos en el programa.
El libro de La Ley Perpetua llega ahora a Ávila de la mano de su autor, después de su presentación en el emblemático teatro del comunero Juan Bravo de Segovia el pasado 24 de noviembre, siendo ésta una de las últimas aportaciones producidas en el marco V Centenario 1521-2001 organizado por las Cortes de Castilla y León con el título "500 años de movimiento comunero. El tiempo de la libertad".
Dentro del mismo programa de los 500 años, el historiador Serafín de Tapia impartió el 22 de abril de 2021 en el Museo de Ávila la elocuente y erudita conferencia titulada “La Participación de Ávila en la revuelta comunera”, prestando atención a la Ley Perpetua y actualizando sus anteriores trabajos sobre el tema publicados en “Ávila en el tiempo: homenaje al profesor Ángel Barrios” (IGDA, 2007), y en “Historia de Ávila” (Vol. V., IGDA, 2013).
Igualmente, el archivo municipal de Ávila exhibió con motivo del citado centenario los documentos que custodia, consistentes en actas, cédulas y provisiones de Carlos I fechados entre 1517 y 1521.
Y entre ellas:
“Cédula mandando que no se hagan Juntas de ciudades y villas de estos Reinos sin licencia. Dada en Valladolid, a 14 de junio de 1520”;
“Cédula de Carlos I mandando a la ciudad de Ávila que continúe cuidando del sosiego y tranquilidad que ahora tiene y lo haga también en lo sucesivo. Dada en Valladolid, a 16 de junio de 1520”;
y “Cédula de Carlos I mandando que Diego Hernández Dávila, Procurador de Cortes que fue este presente año, dé al Concejo de Ávila por escrito razón de lo que en ellas hicieron él y el Licenciado de Henao. Dada en Valladolid, a 22 de junio de 1520”.
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Al contrario de los requerimientos reales reseñados, Ávila se convirtió en la sede de la Santa Junta reunida en la capilla de San Bernabé de la catedral abulense para redactar la Ley Perpetua, lugar éste que pintó Pablo Gonzalvo Pérez hacia 1879 siguiendo el estilo historicista de la época que reivindica todo cuanto gira en torno al movimiento comunero.
También se expuso entonces por el Ayuntamiento la copia de la famosa pintura de “Los Comuneros” de Antonio Gisbert. Dicho cuadro, considerado como icono de las libertades.
El cuadro se hizo en tiempos de la Primera República por encargo del consistorio en 1873 al director de la escuela municipal de dibujo Antonino Bernardino Sánchez.
Igualmente, los comuneros también fueron símbolo del republicanismo de Manuel Azaña, cuando en 1931 dijo congratularse "por el hecho de hablar en Ávila, donde hace cuatro siglos se reunieron los representantes de las Comunidades para dar el grito de rebeldía contra el rey".
A mayor abundamiento, mencionamos el ilustrativo recorrido hecho el 24 de mayo en la Biblioteca de Ávila por Juan Antonio Sánchez con el sugerente título “Los Comuneros en la plástica moderna”.
Sin olvidar que, en el pasado mes de julio, la UNED dedicó uno de sus cursos de verano a “La Ley Perpetua de Ávila y la revuelta comunera”.
Finalmente, en el Lienzo Norte de Ávila, la Orquesta Sinfónica de Castilla y León puso en escena la ópera “Los Comuneros” que recorrió las nueve provincias de la Comunidad.
Por otro lado, la teatralización del proceso de elaboración de la Ley Perpetua se escenificó en la plaza de la catedral abulense por el grupo “Escabel” y guión de Jorge Díaz.
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Lo mismo que la “Rebelión en Castilla”, basada en las reuniones de la Junta en la catedral, fue una de representaciones de la “XII Ronda de las Leyendas” dedicada a los comuneros que en junio de 2008 dirigió Juan José Severo con el grupo Jufran.
Y sin salir de Ávila, debemos citar al abulense José Belmonte Díaz, autor de la pionera obra en la ciudad “Los comuneros de la Santa Junta: la Constitución de Ávila” (Caja de Ahorros de Ávila, 1986).
Un texto del que se ha servido singularmente Joaquín González-Herrero para componer el trabajo que ahora nos presenta, además de contar con otra abundante y rica bibliografía consultada.
En este momento, con la publicación del libro de González-Herrero, se da otro paso importante en el conocimiento y divulgación del verdadero significado histórico del documento fraguado en Ávila.
Con ello, se dice en la presentación de la obra, se espera acercar esta joya del pensamiento político, precursor del ideario liberal en Europa, al común de los ciudadanos, más allá de los expertos y eruditos en Historia y Derecho.
A mayores, el fiscal de la Audiencia Nacional señala en la introducción que ha "querido penetrar en el hondón de lo que permanece oculto, para intentar dar respuesta a lo que define como “el enigma comunero”: ¿Cómo es posible que, al alba del renacimiento en Europa, ciudades de los reinos de León y de Castilla se alzaran contra el príncipe más poderoso de la época? El estudio de los Capítulos del Reino, que integran la Ley Perpetua, facilitará la respuesta".
Igualmente, González-Herrero, que también escribe poesías (“Negro sobre rojo”, 2014, y Segovia en verso, 2017), dice que su “Ley Perpetua” "no es un libro de historia, sino de epistemología o historiología".
Y en otra ocasión añade que es un ensayo reflexivo sobre dicha Ley que además "aborda el análisis de los fundamentos filosóficos, políticos y jurídicos -con sus componentes religiosos- de la revolución de las Comunidades".
El libro de nuestro fiscal consta de un proemio donde se analizan en ocho apartados la Guerra de las Comunidades, la Historia de Castilla y la identidad de la Comunidad autónoma de Castilla y León.
Sobre estas cuestiones, el también autor de “Cartas desde Bruselas (2011), escritas cuando trabajaba en la OLAF, resume que "la derrota de Villalar supuso el final de un sueño, la precoz utopía de someter el poder real a la ley, a la razón y a la justicia, trazando la frontera entre el ayer medieval y el mañana de modernidad que no fue, enterrándose la esperanza en la España que no pudo ser, una sombra de la derrota, densa y alargada que llegará hasta nuestros días".
González-Herrero, que escribió también “Memoria de la ausencia” (Ed. Endymion, 2009), en recuerdo de sus dos abuelos, inmolados en el sangriento verano de 1936, ha contado que la denominación de “Ley Perpetua” responde a que en 33 ocasiones se mencionaba en ella la palabra "perpetuo" o "perpetuamente" a la hora de disponer que el rey debe atenerse a las obligaciones que allí se establecen, con lo que “se instaura, o se pretendía instaurar, el principio de seguridad jurídica".
Consta dicha Ley de 23 epígrafes y 118 capítulos, precedidos de una advocación, y concluidos con un último capítulo presentado como “Generales”, escrito todo en castellano con un lenguaje moderno y claro.
En cuanto al estudio de La Ley Perpetua, el mismo, previo una introducción, se estructura en los siguientes apartados: “Fundamentos religiosos de la Rebelión Comunera”, “La idea del poder”, “El entendimiento de la representación política”, “El Concepto de monarquía de la Junta de Tordesillas”, “Supremacía de las Cortes en los Capítulos del Reino, “La Justicia”, “La Administración Pública”, “La política económica” y “La política fiscal”.
González Herrero sostiene entonces, como hace la generalidad de histoiradores, que "los Capítulos del Reino que conforman la Ley Perpetua tenían como objetivo la instauración de un nuevo orden político, por lo que deben considerarse un verdadero proyecto constitucional. Fueron aprobados en Tordesillas, villa a la que llegaron los líderes del movimiento, Padilla, Bravo y Zapata, el 29 de agosto de 1520, siendo recibidos por la reina Juana, entonces bajo la guarda de Bernardino de Rojas Sandoval, marqués de Denia".
Se completa el libro con una serie de anexos documentales: - Cartas escritas desde Toledo a las ciudades del reino, pidiendo que se junten. - Capítulos de Martin Muñoz de las Posadas. - Carta de la Comunidad al rey. Capítulos del Reino. Por último, la publicación se cierra con un amplio apartado bibliográfico.
Finalmente, concluida la presentación del libro en Ávila, el acto se cerrará con el sonido de dulzaina de las bandas de Ávila con Germán Alameda, y de Segovia con el propio Joaquín González-Herrero, quienes tocarán las piezas “Entradilla”, “Jota comunera” y la conocida “Habas verdes”.
Dichas composiciones fueron recuperadas en el cancionero de Agapito Marazuela, símbolo de libertad. Y se da la circunstancia que Marzauela fue maestro del fiscal, cuyo padre escribió su biografía, y también de los abulenses Aureliano Muñoz “Polilo”, de Pozanco, y el redoblante Modesto Jiménez, de Vega de Santa María, ambos galardonados con el XXII Premio Europeo de Folklore “Agapito Marazuela” de 2017 a propuestas de jurado que presidía Joaquín González-Herrero.
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