Aunque hay que recordar que los animales deben de “formar parte de la familia” y no ser un regalo, desde la Protectora de Animales Huellas realizan un control para eliminar los posibles caprichos, en el cual, conocen las diferentes circunstancias familiares dónde va a vivir el perro y con quién.
A partir de ahí, Huellas selecciona a las posibles familias que pueden adoptar y les “aconsejan sobre el animal apropiado”. “Suelen pedir perros pequeños o cachorros, pero tenemos que valorar diferentes circunstancias y considerar cuál es el adecuado”, explica Isabel Martín, presidenta de la asociación.
Muchas de las peticiones de adopción “no se han podido atender”, porque en ocasiones “no hay lo que se busca, sobre todo, cuando se acude a una protectora”. Por esta razón, durante el periodo navideño solo se han llevado a cabo 20 adopciones (ocho perros y 12 gatos).
En la actualidad, Huellas cuenta con 282 canes para adoptar y 80 mininos que buscan una familia, aunque en algunas situaciones saben que es complicado, pues “son muy viejitos y es más difícil que la gente se vaya a responsabilizar de ellos”, aunque a veces, “hay excepciones”.
Las solicitudes de adopciones, además de la capital abulense, llegan de varios puntos de la provincia, así como de la sierra de Madrid. “Afortunadamente, con las redes sociales hay mucha gente que se pone en contacto con nosotros”, confiesan. El trámite es rápido y sencillo, pues en el momento que reciben el cuestionario, las familias reciben una cita con el animal, y en ocasiones, si está preparado (cuenta con las vacunas y el chip) se lo pueden llevar a sus hogares ese mismo día.
Una tercera parte
Tan solo una tercera parte de las peticiones de adopción se materializan: “solicitudes hay siempre muchas. Es verdad que en Navidad hay más, pero no más adopciones. La gente se emociona más y busca un perro o un gato para el niño, pero siempre decimos que pueden convivir con ellos, pero no son para ellos”, explica la presidenta de Huelas.
La nueva ley sobre las mascotas, donde dejan de ser “cosas” para ser “seres sintientes”, refleja lo que desde la Protectora Huellas explican a las familias durante años: “llevamos mucho tiempo diciéndoselo a las personas que se acercan a nuestro centro, son animales que sienten y sufren. Por eso, es importante no dejarles solo durante mucho tiempo, llevarlos correctamente de la correa, no pegarles muchas voces y tener cuidado con los cohetes". "Las personas están más sensibilizadas, pero de vez en cuando hay que recordarlo”, asegura Martín.
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