Con tres grados de temperatura, los abulenses se echaron a las calles y vieron llegar a unos magos con mascarillas que, en su mensaje, en la explanada del Lienzo Norte y ante la muralla, han pedido el fin de la pandemia y han destacado el “comportamiento ejemplar” de los niños abulenses, según ha dicho el rey Gaspar.

A las 19 horas ha partido la cabalgata con carrozas como las dedicadas a los Lego, a los bomberos de Playmobil y a Los Increíbles, junto a las del portal de belén o el mensajero real y, entre la comitiva el sonido navideño de la Banda de Música La Inmaculada, de Nava del Rey (Valladolid), y la Banda de Música Santísimo Cristo a la Columna El Amarrado.

La cabalgata sólo ha contado con la participación de una carroza a concurso, la de Asociación Cultural Peña San Gregorio, que han preparado en el último mes con el nombre de ‘Abuelos’ y con la que han querido significar el papel de los abuelos durante la pandemia, sobre todo en su papel con los más pequeños. La asociación de la Aldea del Rey Niño se lleva el primer premio, de 1.850 euros, del total de más de 6.000 destinados a un concurso que no ha tenido la respuesta de otras ocasiones.

Tras un trayecto sin ruido en el paseo de Dos de Mayo dedicado a personas con trastorno autista, la cabalgata ha seguido su recorrido habitual hasta San Vicente. Lo habitual era que enfilase hacia la calle San Segundo, pero el recorrido sin entrar en el casco histórico de esta ocasión ha llevado la ruta real hasta el arco de San Vicente y por la Ronda Vieja llegar al Lienzo Norte en un trazado que evitase las aglomeraciones.

En este tramo, con menos público e imágenes de los reyes ante el lienzo norte nunca vistas, la comitiva ha llevado a las carrozas bastante separadas, lo que ha desfigurado el desfile, lo que se ha suplido con la ilusión de los pequeños al encontrarse con sus reyes favoritos.

Al llegar a la explanada del Lienzo Norte, los reyes han saludado a los niños que han acudido a escucharlos. Les han prometido que no habrá carbón para ellos, en un mensaje que ha concluido con varios fuegos artificiales ante la muralla. Era el final de una cabalgata que ha podido volver a las calles, tras la ausencia del año pasado, y donde los paraguas igual servían para protegerse de la lluvia que, en posición inversa, recoger alguno de los 1.200 kilos de caramelos arrojados.