La alcaldesa del pueblo, Carmina Hernández, confía que sea la última vez que esto sucede, de manera que en 2022 este acto que en 2019 congregó a un centenar de participantes, pueda volver a desarrollarse.

La actual situación sanitaria, con Ómicron esparciendo el virus a gran velocidad, desaconseja esta celebración en un pueblo cuyos 35 vecinos tienen una medida de edad de en torno a 80 habitantes.

Por ello, la alcaldesa ha optado por suspender nuevamente una tradición que arrancó en 2004 para reunir a los habitantes de Villar de Corneja a mediodía, en lugar de por la noche, ya que las campanadas que dan paso al nuevo año son demasiado tarde para algunos.

Por ello, los vecinos y visitantes de Villar de Corneja tendrán que conformarse este año con entrar en 2022 a la vez que el resto de Españoles. El próximo año... ya se verá.