Del Miércoles, 22 de Octubre de 2025 al Domingo, 26 de Octubre de 2025
Típica casa morañega de ladrillo (Bercial de Zapardiel, 2010). Foto: Luis Miguel Gómez Garrido. La influencia mudéjar en la arquitectura tradicional de La Moraña
La huella de la cultura árabo-islámica está especialmente patente en la arquitectura popular de La Moraña. El barro cocido, el adobe y la teja árabe han sido los materiales de construcción que, durante siglos, han utilizado los lugareños de esta comarca para edificar sus viviendas.
El escritor abulense Jacinto Herrero Esteban (Langa, 1931) describe con la sencillez de su prosa los materiales básicos de las viviendas rurales:
Los materiales de construcción tampoco se eligieron por designio de licenciado alguno. Estaban ahí –piedra, ladrillo o adobe– junto a las maderas de negrillo o de álamo, de haya o pino, junto a las canteras y los hornos de cal y el clima, lluvioso o seco, de fríos y largos inviernos, de veranos ardorosos y polvorientos, dieron la medida del grosor de los muros, de los aleros y saledizos, de las ventanas pequeñas o los balcones corridos(2).
Unas líneas más adelante, el autor hace referencia explícita al arte mudéjar, tan característico de La Moraña:
Toda La Moraña usó esos arcos de ladrillo y supo adornar con pisos ajedrezados o cornisas de ladrillos en punta de diamante los saledizos de sus caras. El ábside de su iglesita mudéjar era quizá el modelo que perpetuaba el delicado trabajo del ladrillo(3).
Como puede deducirse de la lectura del segundo fragmento, el barro, tanto cocido en el tejar (ladrillo), como mezclado con paja y sin cocer (adobe), fue la materia prima utilizada primordialmente en la comarca para la construcción de viviendas. La misma palabra adobe es un arabismo:
Llaman en España a un ladrillo no cozido sino solo seco al sol.
Es la mesma algarabía y significa lo mesmo que acabo de decir, .i., madureça o saçón. Devieron de llamar assí a esta suerte de ladrillo porque es material para solos adouíos y reparos de prestado(4).
La fabricación de adobes seguía el siguiente proceso: primero se pisaba el barro con la ayuda de la yunta de mulas, luego se amasaba con paja en unos moldes denominados mencales, y después se dejaba secar al sol.
![[Img #123612]](https://avilared.com/upload/images/12_2021/6591_mudejar_luis2.jpg)
Otra modalidad de construcción basada en el uso del barro crudo es el tapial. El tapial consiste en un muro de barro bien apisonado y mezclado con paja, para cuya elaboración se utilizaban como armadura unos tablones. Por ende, el hastial se iba construyendo mediante la adición de diferentes tapias. A fin de proporcionar una mayor solidez al tapial, se solían incorporar al muro machones o pilastras de adobe o ladrillo. Por último, se le daba a la pared un revoco de barro o paja, o bien se enjalbegaba, esto es, se revestía con una capa de cal.
El ladrillo empezó a utilizarse en las viviendas populares de La Moraña como material básico de construcción, sobre todo a partir de finales del siglo XVII. Gracias al legado de la albañilería mudéjar, el uso del ladrillo fue enriqueciéndose con toda una gama de posibilidades artísticas: puertas y ventanas adinteladas, arcos de medio punto rematados con alfiz o tejadillo, filas ajedrezadas, tapiales encajonados en machones de ladrillos, hiladas de ladrillos en muros de adobe, etc(5).
La techumbre de las viviendas descansaba sobre una sólida estructura compuesta de la viga maestra y de los cuartones. Éstos se disponían perpendicularmente a la viga maestra, también denominada viga burra o madre. Las cuadras y pajares se techaban con tablas de ripias, que se cubrían con paja o barro. A continuación, se colocaban encima las tejas, calzándolas con piedras pequeñas para que “agarrasen” bien y así evitar que cayeran al suelo.
El diseño interno de la casa tradicional morañega no se puede desvincular de la economía agraria de la comarca. Por lo general, dispone de la vivienda propiamente dicha, situada en la parte baja y orientada hacia la calle; del sobrao, ubicado en la parte alta de la casa; y de un corral interior con distintas dependencias auxiliares.
A la vivienda se entra por el zaguán o portal, y desde este se accede a las diferentes estancias de la misma: a la sala y las alcobas, al sobrao, al corral (a través de la entradilla) y a la cocina. En esta última, es costumbre colgar de unos varales, junto al cañón de la chimenea, los embutidos y jamones de la matanza.
El sobrao tenía la función de desván o trastero. En él no solo se dejaban los barreños de hacer la matanza, las ruecas, las lanzaderas…; también se guardaban en arcones, prendas heredadas de los padres y abuelos (trajes, manteos de Carnaval…). En Vega de Santa María, utilizaban el sobrao para la molienda manual del trigo, según me informa una lugareña del pueblo:
La parte de alta de las casas…, pues, es donde se molía el trigo. Y lo molían a mano con molinos, molinos de piedra o molinillos o…, y se molía a mano.
El sobrao se comunica con la parte baja de la casa a través de una trampilla, a la que se accede por medio de una escalera.
El corral alberga toda una serie de dependencias de gran importancia para la economía doméstica, tales como el cobertizo para el carro y los aperos de labranza (actualmente sustituidos por tractores y máquinas segadoras), la cuadra para los animales de tiro (caballos, mulas…), la panera, el gallinero, el muladar, la cochinera, etc. Era costumbre en las casas de labradores, según informa María Luisa Gómez Tejeda (San Pedro del Arroyo), que la cuadra estuviese contigua a la cocina, que era el sitio, como hemos apuntado arriba, donde se encontraba el hogar:
Eran labradores. Y tenían una lumbre muy buena de paja de algarroba. Nos sentábamos allí a esa lumbre. Y tenían al lao la cuadra con todas las vacas, que daban un calor terrible.
Pese a que la vivienda sea uno de los espacios donde se manifieste con una mayor riqueza y variedad de recursos la arquitectura popular morañega, no se deberían pasar por alto otro tipo de construcciones que, aunque más modestas, no por ello carecen de interés para los estudiosos de la cultura material de la comarca (lagares –espacios donde se realiza el pisado de la uva–; cijas –cobertizos para guardar las ovejas en el campo–; paneras –edificios dedicados al almacenamiento del grano–, fuentes, norias(6) , pozos…). Desde estas líneas, quisiera llamar la atención sobre la apremiante necesidad de rescatar hoy in extremis, las frágiles y dispersas teselas de todo este olvidado mosaico patrimonial.
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(1) Este artículo es una versión ampliada del epígrafe ‘Arquitectura e industria’, de mi tesis doctoral Luis Miguel Gómez Garrido: ‘Recopilación y estudio de un corpus de literatura de tradición oral de La Moraña (Ávila)’ (Salamanca: Universidad, 2012), pp. 44-46.
(2) Jacinto Herrero Esteban: ‘Tradición y variedad en las viviendas rurales’, en ‘Escritos recobrados’ (Ávila: Edición del autor, 2007), pp. 169-172, 170-171.
(3) Herrero Esteban: ‘Escritos recobrados’, p. 171.
(4)Diego de Guadix: ‘Recopilación de algunos nombres arábigos que los árabes pusieron a algunas ciudades y otras muchas cosas’. Edición, introducción, notas e índices de Elena Bajo Pérez y Felipe Maíllo Salgado (Asturias: Ediciones Trea, 2005), p. 189.
(5)Vs. José Antonio Navarro Barba: ‘Arquitectura popular en la provincia de Ávila’ (Ávila: Institución Gran Duque de Alba, 2004), pp. 108-109, 278-282; y Albert Klemm: ‘La cultura popular de Ávila’. Edición de Pedro Tomé (Madrid: CSIC-Institución Gran Duque de Alba, 2008), pp. 55-61.
(6)La noria (<ár. cl. ناعورة, nā ‘ūrah, a través del andalusí ná ‘ura) fue uno de los más destacados ingenios hidráulicos introducidos por los árabes en la Península Ibérica. La aplicación de esta técnica en la irrigación de los cultivos, supuso un óptimo aprovechamiento de los recursos acuíferos y una mejora considerable de la economía agraria en la Europa medieval.
![[Img #123611]](https://avilared.com/upload/images/12_2021/1989_mudejar_luis3.jpg)
![[Img #123614]](https://avilared.com/upload/images/12_2021/2954_mudejar_luis5.jpg)





Alondra Armuñesa | Lunes, 27 de Diciembre de 2021 a las 10:46:42 horas
Enhorabuena! Artículo completísimo, con un estudio detallado de la arquitectura tradicional morañega. De gran calidad en fondo y forma, y de gran importancia para la etnografía.
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