Del Domingo, 14 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 17 de Septiembre de 2025

Existen partes de los vehículos que son muy complicadas de cambiar, por lo que una rotura o un mantenimiento nos pone a temblar pensando en la factura del taller, que puede llegar a tener tres ceros.
La dificultad suele venir de que estas piezas están muy escondidas y hay que pasar muchas horas desmontando, mientras que en otros casos el problema aparece porque hay que usar algún tipo de software para que esas piezas funcionen.
La centralita
Dentro de los componentes complicados de sustituir están las centralitas, que actualmente llevan todos los coches y que son imprescindibles para su funcionamiento.
En este caso, la complejidad no está en el acceso a la pieza, sino en que además de extraerla es posible que haya que cambiar algunos módulos y reprogramarla, codificarla, hacer lo mismo con las llaves para que abran, etc.
Puede superar los 1000 euros si la ponemos nueva, aunque por suerte ahora hay tiendas online como Ecumotorstock, que cuentan con todos los modelos de centralita del mercado y que además nos dan un servicio de soporte extraordinario.
El embrague
Una de las partes de cualquier vehículo más compleja a la hora de ser cambiada es el embrague. Ponerlo cuando se rompe es carísimo y el motivo no es el coste de las piezas, que no es demasiado alto.
Aquí el problema es la mano de obra, puesto que los mecánicos pasan muchas horas para quitar el viejo y poner el nuevo, algo que se refleja en la factura final.
La correa de distribución
Otro clásico de las sustituciones complejas es la correa de distribución, la cual hay que cambiar cuando diga el fabricante para que no se rompa, pues si lo hace provoca un desastre tal en el motor que el coche suele terminar en el desguace.
Literalmente, el mecánico tendrá que desmontar parte del motor para poder poner la nueva que no es más que un trozo de goma que apenas vale unas decenas de euros.
El cambio es tan complejo, que por precaución se suele hacer a la vez el de la bomba del agua, aunque funcione de manera correcta. Con el cambio de correa se tiene acceso a la bomba, que ahora se puede sustituir (aunque funcione) por muy poco dinero al estar el coche ya desmontado.
La junta de la culata
La junta de la culata incluso ha originado multitud de chistes, pero a los afectados no les hace ninguna gracia.
Se suele romper cuando el coche sufre “un calentón” y el resultado no es bueno pues hay que abrir el motor para llegar a ella y casi siempre mandarlo rectificar.
Quizá es una de las peores averías que un coche puede tener por lo difícil que es llegar a esta simple junta la cual nos deja la cartera en números rojos.
En los coches hay partes que son muy difíciles de cambiar. Suelen ser partes mecánicas muy escondidas, a las cuales se accede quitando piezas del motor cuando no abriéndolo directamente, lo que implica unas facturas enormes a las que los conductores tememos hacer frente, pues suponen destrozar el presupuesto mensual e incluso tener que mandar el coche al desguace.
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