Del Domingo, 14 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 17 de Septiembre de 2025
Álvaro José Sánchez Sáinz-Pardo cumplirá el domingo 27 años y lo celebrará convirtiéndose en diácono de la diócesis de Ávila en una ceremonia que tendrá lugar en la Catedral.
Sánchez Sáinz-Pardo, natural de la capital abulense, recibirá este ministerio de manos del obispo de Ávila, José María Gil Tamayo.
El futuro diácono se ha mostrado "muy contento" en los días previos a su ordenación, ya que lo considera "un momento de gracia". Además, se siente también "muy acompañado por toda la Iglesia, por el obispo, por la parroquia” en la que está y por quienes han estado en su “camino vocacional".
Nacido en el seno de una familia cristiana, fue forjando en ella su fe. "De hecho, de pequeño siempre decía que quería ser cura", confiesa. Sin embargo, con la llegada de la adolescencia, esas ideas iban desapareciendo o quedando en un segundo lugar hasta que, motivado por su hermano, se apuntó a las catequesis de confirmación, que “las había dejado de hacer”, de manera que considera que su hermano fue “como” su “primer catequista".
En aquella parroquia, el ICM, tuvo una experiencia de fe con la Juventud Obrera Cristiana. "Me invitaron a participar en el Seminario en Familia, con el padre Cecilio y el padre Gaspar", relata, antes de señalar que “el verdadero punto de inflexión” fue la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) de Madrid 2011.
Al igual que el último sacerdote ordenado en la diócesis, Rafael Sánchez Andreu, también la JMJ tuvo un papel “muy significativo” en su camino vocacional, ya que, tras ella, empezó a formar parte del grupo interparroquial de jóvenes que se creó en aquel momento. Es donde toma conciencia de lo importante que es para cada uno su vocación, en este caso la vocación cristiana, y “de crecer en la relación personal con Dios y comunitaria”. “Y allí compartimos ese impulso de que Dios está presente en nuestras vidas", añade.
San José Obrero
Por ello, decide ingresar formalmente en el Seminario y a los 18 años marcha a Salamanca para formar parte de la familia del Teologado que la diócesis tiene en la capital charra. Su paso por el Seminario lo define como un tiempo de conversión. "A nivel espiritual, porque aprendes a profundizar aún más en tu relación con Dios y a nivel humano, pues descubres tus dones, descubres cuáles son tus fortalezas y debilidades, dónde poner el acento para crecer", relata.
En estos últimos meses, el nuevo diácono está llevando a cabo su tarea pastoral en la parroquia del barrio que le vio nacer, San José Obrero. "Estoy allí al servicio de la comunidad. Especialmente los domingos en la Eucaristía, pero también con el Movimiento Junior, con un grupo de reflexión de adultos, conociendo a fondo la vida parroquial".
A partir de ahora, tras su ordenación como diácono, confiesa que quiere ponerse al servicio de los demás. Pero, sobre todo, "con una actitud misionera, acercarme a los que más alejados estén, a los excluidos o a los que menos relación tengan con Dios".
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