Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
En Riatas, la provincia de Ávila cuenta con un nuevo museo dedicado a la etnografía y la cultura popular abulense, gracias a la iniciativa y filantropía de los hermanos Longino y Gloria Hernández Zazo, quienes así hacen realidad el sueño de sus padres Idelfonso y Elisa.
Es el Museo Riatas, situado en este núcleo de población perteneciente al municipio de Sotalvo situado en la parte meridional del Valle Amblés, que ya puede visitarse de forma gratuita (reserva en la página de Facebook o en el teléfono 618 32 49 18 de Longino Hernández).
La apertura del museo, celebrada el miércoles, es una grata noticia para este pueblo después de haber sufrido los efectos de incendio del pasado mes de agosto que arrasó su paisaje circundante, agravados luego por las lluvias que llenaron las calles de lodo, cenizas y restos del monte quemado que también contaminaron balsas de agua y el río Muñico o Picuezo que pasa junto al caserío.
En la inauguración, además de un grupo de vecinos y amigos, y quien este artículo suscribe, estuvieron Rosa San Segundo, jefa del Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León; Alejandro Núñez, jefe del Servicio de Cultura; Javier Jiménez Gadea y José Luis Díez, director y conservador, respectivamente, del Museo Provincial de Ávila; Jesús Martín; diputado provincial de Desarrollo Rural y alcalde de Solosancho; Carlos Jiménez, portavoz de Por Ávila en la Diputación y alcalde de Niharra; e Inmaculada Pose, directora gerente de Faema y concejala del Ayuntamiento de Ávila. También Gonzalo González de Vega, quien hizo un amplio reportaje del evento.
El museo se emplaza en una antigua explotación ganadera cuyas naves y corrales han sido a adaptados, manteniendo sus características originales, para contar la historia campesina de la familia, que es también la historia de nuestros pueblos. Al fondo, la sierra de La Paramera y las estribaciones del Pico Zapatero.
Útiles agrarios
Se compone este peculiar museo que se ha vestido de gala de un gran patio delantero, donde se exhiben dos hermosos carros de labranza de vacas y de mulas. También en el patio, hay dos aventadoras o limpiadoras de trigo, cebada y otros cereales, una de ellas manual y otra funciona con un tractor. Otras máquinas antiguas que se enseñan son una segadora y otra para segar y recoger la mies. Más aperos de labranza llenan el patio, como rejas y arados.
Las fachadas y paredes de las naves están estampadas con fotografías antiguas y actuales que ofrecen un mosaico de escenas campestres. Entre ellas, una alegoría familiar con una ventana: “Donde una puerta se cierra, otra sea abre”.
Siguiendo a los anfitriones, Longino y Gloria, nos adentramos al interior del museo. Ahí están los objetos, aperos, utensilios, muebles, ropas, juguetes, enseres, ajuares, recuerdos, documentos, libros, revistas, fotografías, etc. Todas las cosas que pudiéramos imaginar que se guardaban en la casa familiar de nuestros antepasados a lo largo de un siglo, aquí se encuentran reunidas. Ordenadas con el asesoramiento de Javier Jiménez Gadea, director del Museo de Ávila.
Las primeras piezas recrean la típica cocina de lumbre baja amueblada con escaños, armarios y basares llenos de la vajilla de platos, cazuelas y sartenes. También una mesa camilla dispuesta para el almuerzo.
Al lado de la cocina está el dormitorio o alcoba, amueblada como antaño con cama y armario, además de indumentaria y antiguos ropajes, además de otros objetos como alfombras de esparto, orinales, baúles, una cuna, un carretón y un andador que los anfitriones utilizaron en su niñez.
Un viejo ordenador
En el resto de la nave, se han reutilizado las pesebreras como expositores. En medio se enseña una antigua caja fuerte, un viejo ordenador, una máquina de escribir, una televisión en blanco y negro, la primera que llegó a Riatas en 1968; un armario con monedas antiguas y otro con cromos y álbumes de fútbol desde el año 1982, y reproducciones de camisetas del Real Madrid de diversas épocas.
En el variado muestrario están los objetos utilizados en los juegos tradicionales, como la calva, los herrones o el tango. Incluso hay dos carretillas para transportar las vasijas donde se cogía el agua.
También hay planchas de carbón y eléctricas y secadores de pelo, aceiteras, pucheros de barro donde se conservaba la matanza, botellas de gaseosa y de otras bebidas, cestas de viaje, zapatos y albarcas.
Las paredes están empapeladas con fotos antiguas del pueblo con motivos de actividades propias de la vida en el medio rural, como la matanza y la trilla. También hay garrafas para vino de diferentes tamaños en los altillos.
Entre los aperos de labranza y otros utensilios se conservan las hoces de segar, marcadores de ganado, yugos, trillos, estebones de arados, sillas de montar a caballo, horquillos, redes de carros y también una teleras, zuecos traídos de Galicia en un viaje.
En otro cuarto de la antigua nave ganadera están todos los utensilios de ordeño, la matanza y la fabricación de pan, diversas unidades de medida (medias fanegas, cuartillos, celemines, etc.) y de peso (romanas, básculas, etc.).
De los niños se exhiben muñecas y juguetes tanto antiguos como modernos.
Curiosos son los objetos que la gente utilizaba en la iglesia como reclinatorios, velas y paños que se colocaban en el suelo en oficios de difuntos.
En otro apartado figuran los utensilios para para hilar, como la rueca, los usos y tijeras para esquilar las ovejas y los burros. También se ven zajones y sombreros de mujer y de hombre.
Los papeles de la casa (escrituras de propiedad, escritos testamentarios de dotes, correspondencia variada, carnets, cartillas, tarjetas sanitarias, matrículas de estudios, recibos, cartillas de racionamiento de tabaco, una multa al alcalde de 1937, etc.) están encarpetados y se enseñan con naturalidad como curiosas piezas de museo.
Entre los libros que se muestran figuran aquellos que pudieran conservarse en una sencilla biblioteca del salón de casa familiar sin más pretensiones: enciclopedias y libros de estudio de párvulos, y novelas rosas y del oeste. Ente los títulos, el libro ‘Morañegas’, de Constantino de Lucas.
En otro lugar figuran esos discos de vinilo y viejos casettes, y un tocadiscos. Un equipo de estos, cuentan Longino y Gloria Uno, que se lo compraron a Radio Gredos, cuando la emisora renovó sus equipos.
Todas estas cosas, y muchas más, están en el Museo Riatas, una aventura de Longino y Gloria Hernández Zazo que quieren compartir desinteresadamente con los visitantes que también pueden ver en su entorno el castillo de Manqueospese, el Pico Zapatero, el castro de Ulaca.
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