Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
Una de las piezas más singulares de la colección que alberga el Museo de Ávila, el bajorrelieve en alabastro titulado ‘Llanto sobre Cristo muerto’, también conocido como el ‘Descendimiento de Cristo muerto’, fue presentada como ‘pieza de otoño’.
Con el título de ‘Un relieve en alabastro en los inicios del Renacimiento abulense’, la obra regresa de nuevo al Museo de Ávila después de haber sido exhibida en la exposición conmemorativa del 500 aniversario del movimiento comunero celebrada en la sede de las Cortes de Castilla y León en Valladolid.
Y ahora se enseña de la mano de María Teresa López Fernández. Sobre ella diremos que ha desempañado, hasta no hace mucho en que se ha jubilado, el puesto de directora técnica del Archivo Militar de Ávila en su calidad de funcionaria de carrera del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Además, en su larga trayectoria como investigadora sobre Ávila es autora de los libros ‘Catálogo de cerámica del Museo de Ávila’ (1982) y ‘Arquitectura civil del siglo XVI en Ávila’ (1984). También ha escrito interesantes estudios históricos y artísticos, de los que seleccionamos algunos títulos por su temática abulense: ‘La construcción del convento de San Antonio de Ávila y las fuentes de su alameda’ (1982), ‘El monasterio de Sancti Spiritus en Ávila’ (1982), ‘La plaza mayor de Bonilla de la Sierra y los toros’(1987), ‘Evolución y cronología de El Raso’ (Candeleda, Ávila) (1987), ‘Secuencia cultural de El Raso de Candeleda’ (1990), ‘Catedral de Ávila’, (1993), ‘Fiestas y ceremonias en la ciudad de Ávila, 1500-1600: Apuntes para su estudio’ (2012), ‘El convento de San Francisco de Ávila y su restauración’ (2014), en colaboración con José Ramón Duralde, y ‘Casas Fuertes de la Ciudad de Ávila’ (2016), en colaboración con María Isabel López.
En su intervención, María Teresa López hizo un largo recorrido sobre la evolución social, religiosa, artística y arquitectónica que sufrió la ciudad en el siglo XVI, uno de los periodos más florecientes que experimentó Ávila a lo largo de su historia. A continuación, contextualizó la pieza en el proceso de la recreación artística de un momento de cambio social y político que se vivió en Castilla en este siglo. A continuación, por la ilustrativa conferencia de María Teresa López comprobamos que la obra escultórica, aunque de autoría desconocida, se atribuye al “pujante círculo de escultores que influenciados por la nueva estética establecida de Vasco de la Zarza, dan paso a las formas renacentistas en Ávila, con el apogeo de renovación y construcción de todo tipo de obras emprendidas por civiles y eclesiásticos, en la primera mitad del siglo XVI”, coincidiendo en ello con los textos de Mª Jesús Ruiz Ayúcar en la ‘Historia de Ávila’ (2013), y Javier Jiménez Gadea y María Mariné en ‘Ávila, 1515’ (2015), igual que también ocurre con las apreciaciones que siguen.
“El altorrelieve de alabastro está enmarcado como un casetón de retablo renacentista, en maderadorada con columnillas laterales de balaustres vegetales y coronación adintelada de cornisas metopadas .Fue depositado por la Diputación Provincial en 1998, procedente del Antiguo Hospital Provincial, donde había llegado, con los siglos, desde el antiguo Hospital de Dios Padre. Esta institución fue unificada por el Consejo Real en los otros hospitales existentes en Ávila, para dar lugar aun solo centro benéfico, antecedente del provincial. Así, en el inventario de la reunión de los cinco hospitales de esta ciudad que levanta Juan Meléndez Valdés en 1793 figura entre los bienes del de Dios Padre [además de un Ecce Homo, también conservado en el museo] una efigie del descendimiento en alabastro con su peana de talla dorada”.
“La pieza puede responder aún a la tradición Bajomedieval, importada conéxito desde Inglaterra, de plasmar escenas de las vidas de Cristo y de laVirgen en placas de alabastro policromadas. En este caso, es el momento final del descendimiento del cuerpo muerto de Jesús:la cruz vacía,flanqueada aún por los cadáveres de los dos ladrones que acompañaron lacrucifixión; Jesús ya en el regazo de la Virgen como Piedad, desconsoladapor el sacrificio de su hijo; a los lados, San Juan le mantiene la cabeza, y María Magdalena la mano izquierda. Es una composición que recuerda lasrepresentaciones del tema en tablas flamencas del siglo xv. pero con detalles humanistas en la talla de las figuras. Esta secuencia corresponde a la penúltima estación del Vía Crucis, queprecisamente en el siglo XVI se consolida como una manera de repetir lossucesos de la Pasión, reproduciendo con oraciones y sacrificios los actos que jalonaron el camino de Jesús hasta el Calvario”.
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