Personajes montados a los lomos de un burro camino de un concierto, sentados en un banco, tomando una copa de vino, tocando la guitarra o el saxofón por las calles de Flores de Ávila. Así es como se representan algunas esculturas de madera por las calles del municipio.

El encargado de esculpir dichas esculturas es Julio Bello Gutiérrez, un jubilado que ha decidido invertir su tiempo en hacer pequeñas obras de arte que ofrecen otra imagen al pueblo. “Estaba aburrido, es una manera de entretenerme y me gusta mucho trabajar la madera”, asegura.

Bello fue agricultor y ganadero, pero asegura que siempre le ha gustado juguetear con la madera, y sorprender a sus vecinos. “Las esculturas están hechas con palos viejos de una casa que he derribado, y los voy aprovechando de esta manera”, explica.

De esta forma, el hombre busca “animar un poco a la gente”, tanto a los visitantes como aquellos que residen allí. “Ahora, estoy haciendo otras tres esculturas para ponerlas por varias calles, a los vecinos les gusta”, señala.

En 2002, este floreño empezó en el mundo artístico con unas pequeñas maquetas del municipio realizadas a cartón piedra. Un proyecto “que gustó mucho” y que ha dado lugar a que se animase a realizar estas esculturas que decoran el pueblo.