Las jornadas comenzaron el viernes por la tarde, cuando se llevó a cabo una visita guiada a la zona y a las pinturas rupestre de Peña Mingubela, en la que los asistentes pudieron conocer distintos aspectos sobre el paisaje cultural, para después, en grupos reducidos de 20 personas, conocer el panel principal del abrigo noroeste.

Según el arqueólogo Juan Pablo López, director de Terra Levis-Masav, este abrigo “está representado por figuras rojas antropomorfas en actitud de combate, varios animales, algunos elefantes, un posible carro y otros símbolos de difícil interpretación”.

El conjunto, según algunas hipótesis, ha sido interpretado como un “monumento” conmemorativo de una acción de guerra ocurrida durante la II Edad del Hierro. 

Invocación de chamán

El evento central, a cargo de Neønymus, tuvo lugar a las 11 horas y, en alarde de despliegue técnico y artístico realizó un concierto en el propio sitio arqueológico. A su música evocadora de sonidos prehistóricos le acompañaron proyecciones visuales en los cortantes del cerro, que convirtieron el concierto en “una actividad inmersiva cargada de emoción”. Así, el arte rupestre cobraba vida ante la invocación del chamán, Silverius de Ura, de sus ritmos y melodías vocales e instrumentales. 

Unas 150 personas disfrutaron de un espectáculo para el que previamente hubo que inscribirse, al que siguió una observación astronómica, camino de Ojos Albos, de la mano del Grupo de Observadores Astronómicos de Ávila (GOOAA), en una noche despejada y sin luna.

Las jornadas continuaron el sábado con el taller de arqueología experimental ‘Grafiteros del pasado’, en el que miembros del proyecto MASAV-Terra Levis enseñaron a los más jóvenes las técnicas que se emplearon para la realización de las pinturas rupestres.

El punto final lo puso el investigador Javier González-Tablas con una charla sobre los primeros trabajos arqueológicos que se realizaron en la zona en los años 70 del siglo pasado.