¿Cuánto tiempo llevas trabajando de heladero?

Este es mi sexto verano. Llevo desde los 18 años.

¿Cómo decidiste trabajar en la heladería?

Yo empecé a echar currículums en todas partes y me llamaron de aquí y empecé un veranito y hasta hoy. Al principio, como todo, empecé un poco perdido hasta que te vas soltando y cada verano que va llegando me llaman y me preguntan: ¿oye, contamos contigo? Y aquí estamos por sexto verano consecutivo.

¿Qué es lo que más te gusta de este trabajo?

Comer helado a escondidas (risa). No, realmente los compañeros, tenemos un buen ambiente y yo creo que es lo que más me gusta.

¿Y lo que menos?

Algunos clientes, hay algunos más difíciles de tratar. Eso, o limpiar los posos de la horchata, es que huele fatal, no me gusta nada (sonríe).

¿Aquí todo es artesanal?

 Claro. En el caso de la horchata, como al final es chufa y agua, lo mueves todo y se quedan los restos y luego tienes que limpiarlo, no me gusta nada.

¿Hacéis vosotros los helados?

Los helados los hacen los jefes, nosotros los ponemos al cliente, básicamente. O los movemos de unas cámaras a otras para que estén más fríos.

¿Cuál es tu helado favorito?

Yo soy muy chocolatero. Todo lo que lleve chocolate me gusta, evidentemente el de chocolate negro o el de sirope de arce con nueces, que está buenísimo.

¿Tienes un buen horario?

Sí, estamos a cuatro horas con turnos rotativos, semanalmente cambiamos para que no nos toque el mismo turno a todos. Porque hay horarios que son más tranquilos y luego hay horas por la noche que son horribles con colas que rodean la plaza.

¿Qué es lo peor de trabajar en verano?

Cuando tus amigos hacen planes y no puedes ir porque estás trabajando. Pero tampoco tiene muchas pegas trabajar en verano.