Así lo ha expresado Carlos Rodríguez, durante el recorrido que ha hecho junto a la vicesecretaria de Políticas Sociales del PP de Ávila, Ruth Pindado, y otros cargos del partido, para mostrarles sus dificultades del día a día.

Pindado ha señalado que el colectivo de sordociegos, en torno a 6.000 en España y unos 20 en Ávila, tiene “poca visibilidad”, de ahí que este tipo de jornadas sirva para mostrar lo que supone vivir con esta discapacidad.

Al respecto, ha señalado que Ávila es una ciudad “accesible y bonita, aunque no siempre adaptada a todo el mundo”, debido a las “barreras arquitectónicas y sociales”.

En este sentido, Rodríguez, que aún tiene algún resto visual y acústico, se ha referido a los “problemas” y “limitaciones” de un colectivo que es “muy dependiente”, ya que requiere del acompañamiento de un intérprete. “Si no, no me entero de nada”, ha dicho este hombre que ha pedido comprensión a la sociedad con estas personas que son reconocibles por las calles ya que, a diferencia de los ciegos de la ONCE, que llevan un bastón blanco, el suyo es rojiblanco.

Sin distancia

En este contexto, ha indicado que, dada su situación, no pueden “guardar tanto la distancia de seguridad” en tiempos de pandemia, mientras que las mascarillas también les “perjudican muchísimo”.

Para ayudarles, ha pedido a la sociedad que “respete” a las personas sordociegas y no tener miedo de acercarse a ellas y relacionarse. Además de pedir que se les hable despacio, Rodríguez ha dicho: “Nosotros también tenemos sentimientos”.

Desde su punto de vista, es necesario que la sociedad intente hacerles la vida “más fácil”, tratando de “normalizar” su situación. Desde su punto de vista, todo ello el fruto de la “falta de información”.