“Hemos tenido que perder dos años para que el equipo de Gobierno abra los ojos y finalmente acepte que sostenibilidad, movilidad, medio ambiente y calidad de vida son los conceptos que sientan las bases para la acción en el futuro de esta ciudad”.

“Los ansiados 100.000 habitantes y el urbanismo sin tino fueron una apuesta equivocada por falta de visión”, porque “la baza diferenciadora reside en no caer en el desarrollismo, ya obsoleto, de las ciudades satélites alrededor de Madrid en los años 60 y 70”, ya que “la ciudad de 60.000 es acorde para esta nueva visión”.

Según Chamorro, lo que presenta el estudio de dos profesores de la Universidad de Valladolid, "es la punta más visible del iceberg”, ya que “no toca lo que está debajo, que es lo significativo, un sistema que hay que cambiar hacia una economía ecológica, economía local, una ordenación de suelo basada en la biorregión y una apuesta por una democracia más horizontal”.

“Hemos perdido -asegura- un tiempo muy preciado porque si hubiéramos empezado a trabajar en esta línea, cuando se nos tildaba de utópicos, habríamos ganado pasos a la crisis y estaríamos en el camino de, al menos por el momento, frenarla”.