En todo caso no fue un botellón por la falta de bebidas, al menos para todos los participantes. La tradicional imagen de gente con bolsas apenas se vio y solo hubo algunos los que aportaron alguna bebida.

Ante un vehículo de la Policía Local, pasados 20 minutos sin estado de alarma ya había varios grupos de jóvenes en la plaza de San Francisco y ante el auditorio de San Francisco, pero sin bebidas. Era una forma de reencuentro después de más de un año sin salir por la noche.

A la vez, en el parque de San Antonio podían apreciarse algunos grupos de chavales que se dirigían a la zona del pinar. En este jardín había hasta tres coches patrulla, de Policía Local y Nacional, que peinaban los paseos del jardín y el perímetro del recinto del parque.

Media hora más tarde ya no quedaba nadie en San Francisco: una parte de ellos habían atravesado San Antonio para acudir al pinar, donde no había botellón sino una reunión pendiente desde hace meses.

De hecho, en el propio parque había gente sentada y charlando, guardando distancias, al igual que en muchas esquinas, también en otras zonas de la ciudad, se podían apreciar pequeños grupos de chavales como muestra de las ganas de regresar a la normalidad.