Del Sábado, 13 de Septiembre de 2025 al Domingo, 21 de Septiembre de 2025

Segundo de Ávila es el santo patrón de la ciudad que lo adoptó como hijo predilecto y fue considerado fundador del territorio episcopal abulense, iniciando con ello una tradición identitaria arraigada en la memoria colectiva de sus habitantes desde hace cinco siglos.
San Segundo de Ávila es el símbolo y mito legendario del mártir y varón apostólico evangelizador ungido por San Pedro y San Pablo y discípulo de Santiago, quien, según la tradición, es despertado de su descanso eterno a orillas del río Adaja en un lugar de santidad que antes estaba bajo la advocación de San Sebastián y Santa Lucía.
San Segundo de Ávila tiene casa en la antigua ermita extramurosdel siglo XII que toma su mismo nombre, bautizada de nuevo sobre los apellidos que se mantienen de Sebastián y Lucía.
San Segundo de Ávila tuvo antes un humilladero como lugar de ofrenda penitencial para los viajeros que entraban en la ciudad, y al sustituirse la titularidad ermitaña de San Sebastián el consistorio representado por el corregidor D. Rodrigo Dávila, contrató en 1566 al maestro de cantería Francisco de Arellano para construir otro en su honor llamado de “La puente del Adaja”, el cual luego será nombrado el de Los Cuatro Postes.
San Segundo de Ávila no tiene más hagiografía propia que la que nos dejó la tradición martirológica antigua y la que contó con todo lujo de detales Antonio de Cianca sobre la hazaña de su descubrimiento en suelo abulense en 1519 y la reivindicación de su abulensismo que hizo el arcediano de la Catedral Emilio Sánchez Martín en 1931.
San Segundo de Ávila es el personaje al que Ávila le debe parte de su historia, la que surge de la religiosidad popular acumulada durante siglos, la que consagraron clérigos y eclesiásticos en celebraciones sucesivas, la que narra la tradición legendaria, la que contaron sabios escribanos del renacimiento y el barroco, la que transmitieron antiguos cronistas (Ayora, 1519; Ariz, 1607; Gil González Dávila, 1630; yFernández Valencia, 1676), y la que descubrieron las nuevas generaciones de historiadores.
San Segundo de Ávila, ciertamente, ocupa un lugar preeminente en la construcción de la ciudad sobre la se han escrito ilustrados títulosde consulta básica como“Historia de la vida, invención, milagros y traslación de S. Segundo, primero Obispo de Ávila por Antonio de Cianca” (Antonio de Cianca, 1519); “La azucena del Adaja” (José Moreno Guijarro de Uzabal, 1866); “El P. Villada y la venida de San Segundo a Ávila” (Emilio Sánchez Martín, 1931);“Un santo para una ciudad” (María Cátedra, 1997); “El cáliz de San Segundo de la Catedral de Ávila” (Emilio Rodríguez Almeida, 1997);“Historia, literatura y fiesta en torno a San Segundo” (Jesús Arribas, 2002); “Simbología femenina producción de contextos culturales. El caso de la Santa Barbada” (Mª Ángeles Valencia, 2004); “La invención de la Iglesia de San Segundo” (Félix A. Ferrer García) y “La imagen de Ávila en la Edad Moderna II”, en Historia de Ávila (Carmelo Luis López, 2017). Y a ellos se suman otros trabajos monográficos y artículos científicos que siguen abundando en los mismos planteamientos de las publicaciones citadas, además de los que tratan sobre arte y arquitectura.
Monumento histórico-artístico
San Segundo de Ávila es la ermita declarada monumento histórico-artístico en 1923, conjuntamente con San Andrés, Santo Domingo y Palacio de Núñez Vela, y también patrimonio mundial junto a la ciudad antigua otras iglesias extramuros en 1985.
San Segundo de Ávila sirvió de modelo en 1859, a través de la monumentalidad de su ermita, a los alumnos de la Escuela Superior de Arquitectura dependiente de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, quienes inventariaron los “Monumentos Arquitectónicos de España”, siendo dibujada nuestra ermita por Francisco Aznar y García y grabada por E. Lémus.
San Segundo de Ávila encuentra su segunda casa en la catedral en 1594 a la que se trasladan sus restos, dado que la ermita donde reposaba hasta la “invención” era una zona molesta por el ruido del agua y los batanes, por el mal olor de las tenerías, y por la cercanía de la casa de la mancebía que cita Antonio de Cianca:«con achaque de yr a hacer oración, y tener velas en la dicha ermita, muchos hombres y mugeres de mal biuir se van allí a tener pláticas y tratos deshonestos».
San Segundo de Ávila fue uno de los motivos festivos más sorprendentes por las celebraciones organizadas en su honor en 1594y 1614 durante la traslación de sus restos a la Catedral, cuando hubo corridas de toros, juegos de cañas, representaciones teatrales, música, danzas, conciertos corales, engalanamiento de calles con cuadros y tapices y colocación de altares. Y hoy todavía mantiene la aureola de las fiestas patronales.
San Segundo de Ávila en su alojamiento catedralicio tiene una suntuosa capilla trazada por el arquitecto herreriano Francisco de Mora al tiempo que lo hacía del convento carmelita de San José dedicado a Santa Teresa.El nuevo emplazamiento será enriquecido con frescos historiados dela vida del Santo realizados por Francisco de Llamas y un retablo de José Benito de Churriguera.
San Segundo de Ávila es también santo de devoción del pueblo de Abla (Almería) donde se reivindicó hace cuatrocientos años como santo propio, no de Ávila, y donde se proclamó patrono segundo de la localidad por esas connotaciones epigráficas.
San Segundo de Ávila se exhibe y procesiona como San Segundo obispo ymártir en la localidad granadina de Chite, una pedanía del municipio de Lecrín donde es su patrón.
San Segundo de Ávila repite su nombre de pila enotros santos de localidades italianasdonde nuevos mártires se llamanSan Seccondod´Asti (s. II)y San Seccondo de Ventimiglia (s. IV).
Calles
San Segundo de Ávila tiene calle en Ávila, y en Candeleda, también Bullas (Murcia), y en Lagartera (Toledo), y así figura en el índice onomástico de sus viejos callejeros, y en anuncios de los portales inmobiliarios y otros comerciales de estos municipios.
San Segundo de Ávila es el nombre que tomaron prestados numerosos abulenses nacidos el 2 de mayo, lo mismo que Sansegundo es el apellido que adoptaron otros tantos que fueron herederos de su imantada presencia en esta tierra.
San Segundo de Ávila, su ermita, se asienta junto al hallazgode un ara votivade época romana hallado en un peldaño de la ermita, compartiendo así elementos pétreos de entonces con la vieja muralla.
San Segundo de Ávila, su ermita,fue motivo de inspiración pictórica del paisaje abulense que dibuja la panorámica de la ciudad y engrandece su espíritu de leyenda.
San Segundo de Ávila ya era conocido dignatario de Ávila, entes de su “invención” desde el siglo XIII tal según los libros capitulares y el altar esculpido que se exhibe en la catedral
San Segundo de Ávila es la imagen escultórica de Juan de Juni realizada por encargo de María de Mendoza en 1572,«relicario de un sepulcro blanco con un obispo frío rezando eternamente, oculto entre sombras»,quese exhibe enla “evocadora ermita románica” levantada extramuros de Ávila en la que se fijó García Lorca en su visita en 1916: «Ávila es la ciudad más castellana y más augusta de toda la meseta colosal… Nunca se siente un ruido fuerte, únicamente el aire pone en sus encrucijadas modulaciones violentas las noches de invierno».
Lope de Vega
San Segundo de Ávila es protagonista teatrero en la comedia que lleva su nombre escrita por Lope de Vega y estrenada en Ávila en 1594 y 1614, compartiendo su larga producción cómica dedicada a lugares y personajes abulenses con títulos como “Santa Teresa de Jesús”, “El vaquero de la Moraña”, “El niño inocente de la Guardia” y “El Marqués de las Navas”.
San Segundo de Ávila se reencuentra con Lope de Vega, su biógrafo comediante, cuando éste solicita ser nombrado capellán de la capilla catedralicia erigida por su mentor el obispo Fr. Jerónimo Manrique de Lara, lo que intentaen varias ocasiones desde 1615 hasta que finalmente lo consigue.
San Segundo de Ávila repite protagonismo en la obra dramática “El Primer Templo de España y de San Segundo obispo de Ábila” escrita por Don Rodrigo Herrera en 1641.
San Segundo de Ávila es el santo que se disputaron la cofradía, el concejo y el cabildo catedralicio, confluyendo ahora todos con el común de la ciudad en las celebraciones festivas en su honor.
San Segundo de Ávila fue comunero en 1520 al tiempo de su descubrimiento de la mano de sus devotos cofrades más comprometidos que poblaban el barrio de San Esteban y el burgo o barrio del puente formado por tintoreros, curtidores y tunidores que participaron en la Santa Junta.
San Segundo de Ávila bien podía ser también patrón de los molineros, pues en el agua que baña la orilla donde se levanta la ermita han bebido los molinos y batanes de la zona llamados de El Puente, de La Losa, de El Batán, de El Yzquierdo, de El Reoyo, y de El Cubo.
San Segundo de Ávila se descubre en la letra del Cancionero de Palacio del siglo XV: «En Ávila, mis ojos/ dentro de Ávila. / En Ávila del río», y a los pies de la ermita en lenta corriente río pasa el río Adaja.
San Segundo de Ávila tenía entre su feligresía a los ganaderos que abrevaban sus animales en el río que circunda la ermita por el oeste cuando se daban cita en la feria de San Julián (finales de junio), y a las lavanderas que acudían al río cargadas de ropas que frotar y aclarar, y a los bañistas que aquí se aseaban.
San Segundo de Ávila se hizo monástico cuando su ermita fue convento de jesuitas y carmelitas, y también hospitalario de peregrinos en construcciones anexas.
Catedral
San Segundo de Ávila comparte en la catedral su “tesoro” lapidario de un ajuar propio de un antiguo guerrero de la fe compuesto por un anillo, una patena, un cáliz y una mitra como.
San Segundo de Ávila se hizo leyenda junto a Santa Paula Barbada a quien acoge en su ermita y de quien se cuenta que era una joven de Cardeñosa que cuando se acercaba a la ciudad por la calzadilla romana que sale junto a Los Cuatro Postes allá por el año 1060, un buen día, al verse perseguida por un caballero, se refugió en la cercana ermita de San Lorenzo y le pidió a Dios le diese alguna fealdad para no ser conocida y descubierta, y al momento se le cubrió la cara de pelo, lo que le salvó de su malvado pretendiente.
San Segundo de Ávila, su ermita, es parte de la ciudad que envuelve al escritor Enrique Larreta retratada por Zuloaga, donde, según Unamuno, la ciudad de Ávila «envuelve al personaje, al hombre, su alma, porque, ¿qué es el alma de un hombre sin su visión de lo que le rodea y sostiene? Y al fondo, Ávila, la de los caballeros y la de Santa Teresa, la ciudad amurallada que evoca a Jerusalén, a la ciudad de Dios, pero también a la ciudad de los hombres».
San Segundo de Ávila se suma a las numerosas ermitas de su entorno donde estaban San Mateo en el cerro de su nombre, San Leonardo en el camino de este pueblo, San Julián a los pies de los Cuatro Postes, San Lorenzo en los aledaños de lo que fue mercado de ganándose, San Bartolomé que hoy es Santa María de la Cabeza y San Lázaro junto al puente sobre el Adaja. Ávila tenía entonces en 1591 trece mil habitantes. Había unos 660 eclesiásticos, contándose 160 clérigos regulares, 8 parroquias, 9 hospitales y 18 ermitas, y otros 180 frailes y 335 monjas que vivían en 7 conventos masculinos y otros tantos femeninos.
San Segundo de Ávila tiene en la campana de su ermita un zumbido somnoliento que tañe a la puesta del sol entre oscuros peñascos, cita Larreta en su libro “La Gloria de Don Ramiro”.
San Segundo de Ávila prestó su ermita a la vista de la ciudad amurallada que describe el pintor Aureliano Beruete cuando en 1909 contempla el paisaje «árido y gris, con los amarillos del campo agostado y de los rastrojos. Es tremendo armonizar todo esto, pero es la naturaleza, la verdad, y es siempre hermoso».
San segundo de Ávila se cuela en el paisaje abulense de Sorolla cuando en 1910 pinta su ermita en la antesala de las murallas: «Yo no sé lo que me ocurre con la luz de Ávila y el frío mezclados, que sin sentirme mal, hay algo que te quita el deseo de pintar a gusto, será la triste pobreza de esta naturaleza. No lo sé, pero al mismo tiempo atrae la severidad… Me fastidia lo castellano, es demasiado bárbaro».
San Segundo de Ávila tiene en el color de su ermita pintada por Juan Echevarría el siguiente sentimiento: «Todo me habla [en Ávila] de espíritu y procuraré no enturbiar éste, prescindiendo en lo posible de lo pintoresco y de las armonías brillantes de color, es decir, que tiendo a una emoción más concentrada y pura».
Azorín
San Segundo de Ávila, su ermita, es también el fondo oculto que se intuye en el retrato de Azorín hecho por Echevarría: «La obra está sólidamente construida; al fondo aparece Ávila con sus murallas; la tonalidad es severa».
San Segundo de Ávila, su ermita, es el apéndice de la ciudad amurallada silueteada en viejas estampas dijo Azorín: «¿Hacia dónde caerá la catedral de esta ciudad que desconocemos? ¿Habrá una vieja ermita junto al río, como la de San Segundo en Ávila?”. ¿No habéis visto esas fotografías de ciudades españolas que en 1870 tomó Laurent? Una de esas vistas panorámicas es la de nuestra ciudad; se ve una extensión de tejadillos, esquinas, calles, torrecillas, solanas, cúpulas; sobre la multitud de edificaciones heteróclitas, descuella airosa la catedral. Allí donde está la catedral, donde se hallan sepultados guerreros y teólogos, dos mil años antes un romano acaso recitara unos versos de Virgilio: Yo, desviándome, les hablaba sin poder detener las lágrimas que me venían a los ojos: Vivid dichosos, que ya vuestra fortuna se acabó; mas a nosotros unos hados malos nos traspasan a otros peores».
San Segundo de Ávila fue también la ermita figurante de las obras artísticas de López Mezquita, CastroGil, Caprotti, Emilio Ibañez, Sánchez Merino, Pablo Sansegundo, Antonio Piedrahita,Ricardo Sánchez, Armando Ríos, etc, además de otros muchos que anualmente participan en el concurso de pintura rápida de Ávila y eligen este paisaje emblemático.
San Segundo de Ávila, finalmente, hoy es la fiesta que cada dos de mayo reúne a los abulenses en una celebración memorable que disfrutan de un abanico de actividades religiosas y lúdicas que incentiva la cofradía y donde es llamativa la procesión del santo amenizada por la banda de música precedida por el grupo de baile Urdimbre y seguidas de las autoridades civiles, eclesiásticas y militares, concejo y cabildo, gigantes y cabezudos. A lo que se suman grandes colas de fieles que hacen sus esperanzadoras peticiones al santo tocando su sepultura con un pañuelo bajo la escultura de su última morada.
Arrunchate | Lunes, 03 de Mayo de 2021 a las 00:05:35 horas
Hay que celebrarlo bien junticos a besos y abrazos, viva el patrón.
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