Hasta finales de agosto disponen de plazo las explotaciones ganaderas de extensivo para acogerse, de manera voluntaria, al programa de alimentación de especies necrófagas, con el que se pretende recuperar la vía tradicional de nutrición de la fauna salvaje.

Se trata de evitar en lo posible que se registren ataques al ganado vivo, por lo que se espera “que tenga buenas repercusiones para el medio ambiente y también para los ganaderos”, según Asaja, que ha pedido la “total implicación de la Administración autonómica en la iniciativa”.

Al respecto, la organización agraria cree que “si se logra que este sistema funcione ágil y correctamente tendrá una repercusión muy positiva, ya que será bueno para el medio ambiente y para la alimentación de la fauna, lo que puede repercutir en un menor número de ataques al ganado”.

A la vez, añade, “mejorará la gestión de las explotaciones y permitirá un ahorro en el coste de la recogida de cadáveres, en un momento en el que la ayuda al seguro ha sufrido un recorte brutal”.

Entre los requisitos que deben cumplir las explotaciones para acogerse al programa figuran estar de alta en el Registro Oficial de Explotaciones Ganaderas (REGA); no ser de aprovechamiento intensivo; y cumplir con la normativa en materia de ordenación, sanidad y bienestar animal que les sea de aplicación.

También cumplir el programa de vigilancia de las encefalopatías espongiformes transmisibles de los animales (EET); estar sometidas a vigilancia periódica de los servicios veterinarios oficiales y cuenten con una calificación sanitaria correspondiente, y tener establecido un sistema de gestión de cadáveres conforme a la legislación vigente en cada momento.