“Renovar la fe para caer en la cuenta de si acudimos al Señor únicamente en momentos de dificultad, o le tenemos presente siempre, en nuestro día a día”, ha expresado en una celebración que ha tenido lugar a primera hora de la mañana, con la restricción a 25 asistentes y cambios en el rito de las cenizas, en la capilla del Sagrado Corazón de la Catedral abulense.

Por otra parte, ha hablado de renovar la esperanza, “tan necesaria en estos momentos, en los que parece que hemos caído en el desánimo más absoluto por la pandemia”, ha añadido. Y ha llamado a “recuperar una esperanza que no sea estéril, sino que sea una total confianza en el Señor”.

“En esta pandemia estamos experimentando nuestras debilidades, estamos en manos de Dios y de los demás. Conservemos la esperanza. Una esperanza que vemos en las acciones de tanta gente buena, que tanto bien está haciendo en estos momentos”, ha afirmado Gil Tamayo.

Caridad

A la vez, ha pedido renovar la caridad, “bien entendida, recordando la limosna como uno de los pilares básicos de la Cuaresma”. No se trata de dar de lo que nos sobra, de lo que no queremos, sino de darnos a nosotros mismos. Esa es la verdadera caridad” ha añadido.

El ritual de las cenizas se ha adaptado a la situación de pandemia, por lo que los sacerdotes, tras bendecir y asperjar las cenizas, han tenido que decir una sola vez y en alto para todos los fieles la fórmula del Misal Romano: “Convertíos y creed en el Evangelio”, o bien “acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás”, ya que lo habitual era repetir la fórmula a cada persona.

Después, los oficiantes, tras desinfectarse las manos y ponerse la mascarilla, han impuesto la ceniza, pero no de la forma tradicional en la frente, sino que la dejan caer sobre la cabeza de cada fiel sin pronunciar ninguna palabra.