Organizadas desde 2004, la alcaldesa, Carmina Hernández, ha decidido suspender esta tradición para evitar posibles contagios entre sus habitantes y visitantes.

"Este año se dará una empanada a cada uno, pero para evitar que se junten, se la llevaremos a cada uno a su casa", ha señalado la regidora, que fue quien puso en marcha esta tradición hace 16 años, adelantando la entrada simbólica al año nuevo pensando en los vecinos de avanzada edad.

En esta ocasión, no podrá repetirse la tradicional imagen en la que, a las 12 horas del mediodía, la alcaldesa tomaba el micrófono ante las puertas del Ayuntamiento para ordenar el desarrollo de las campanadas, mientras los vecinos y visitantes, cada año más numerosos, tomaban una a una las uvas. El año pasado, se reunieron algo más de 100 personas.