Es la fiesta en la que se encuentran monturas llegadas de Ávila, de Toledo, Madrid y Cáceres, mientras que Burgohondo se ha apuntado a las fiestas a caballo y ha celebrado el sábado la segunda edición en honor a al Virgen María Auxiliadora.

Declarada de Interés Turístico Regional, la romería de Hontanares tiene similitudes con la que se celebra en Almonte, pues al protagonismo de caballos y carrozas, se une la música de aires andaluces o los trajes de faralaes que lucen la mayoría de las mujeres participantes.

Como es tradición, la comitiva pasó el río Tiétar para luego detenerse a la entrada de Hontanares, localidad a la que luego jinetes y amazonas entraron a galope tendido sobre sus monturas ante el aplauso de los centenares de asistentes situados a ambos lados de la calle principal.

Con una temperatura fresca y diferente a la habitual de esta festividad de Pentecostés, la jornada continuó con la celebración eucarística al aire libre junto a la ermita del Cristo de la Luz, en torno al cirio de 80 kilos que llegó en una calesa custodiado por la mayordomas, antes de que los romeros y visitantes repusieran fuerzas en la ribera del río Tiétar para después retornar hacia Lanzahíta.

En Burgohondo, algunas gotas de lluvia no han impedido la celebración, que comenzó en los jardines El Zaire, donde el jinete Jesús Carvajal obsequió con un almuerzo de patatas revolconas y torreznos a quienes llegaron a caballo, más numerosos que en la primera edición: Luego recorrieron la ruta de El Tejar hasta el paraje de Puente Nueva, donde se celebró la romería, que comenzó con una misa, y a la que siguió una subasta de regalos y la comida en una pradera.

Por la tarde hubo tiempo para la carrera de cintas y, como novedad, la carrera de bidones, oportunidad de mostrar destreza y rapidez a lomos de los caballos, para concluir con un espectáculo flamenco de la Escuela de Baile Marta López, y música para los mayores y los jóvenes.