Con su primera novela, ‘Ashia, la niña somalí’, Neo Coslado quiere llamar a las conciencias occidentales de la situación de los niños, poner de manifiesto las injusticias de una sociedad y mostrarlas de cerca y, de paso, ceder el tres por ciento de los beneficios por su venta a ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados.

Al presentar la novela en la Librería Letras, ha contado que la historia real fue conocida en el mundo en 2008 y sucedió en Kismaayo, si bien él la ambientó en la capital somalí, Mogadiscio, lugar que hubiese querido visitar, lo que no ha sido posible por “la realidad conflictiva y difícil” del país.

Las historias que cuenta su abuela provocan que Ashia sueñe con una lejana libertad: a partir de ahí el autor desarrolla un relato en el que su padre rechaza un matrimonio con un poderoso hombre de negocios de 60 años. La negativa del padre provocará que el hombre haga lo imposible porque la niña sea condenada a la lapidación de la ley islámica, sin embargo un joven infiltrado entre los terroristas encargados de ejecutar esta venganza es el único que puede ayudarla.

Coslado, que ya trabaja en su segunda novela, proyecta ahora viajar a Kenia, el único país a que los somalíes pueden  desplazarse, como voluntario en un campo de refugiados.