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Modesto Jiménez con su esposa tras recibir el premio Agapito Marazuela. Junto a su inseparable compañero durante décadas, el dulzainero Aureliano Muñoz 'Polilo' (1929-2019), fue merecedor del Premio Europeo de Folklore Agapito Marazuela en 2017, oficio que compatibilizó con el de alcalde de su pueblo. Su fallecimiento, precisamente, se ha producido fatalmente cuando tenía que estar amenizando las fiestas de la Virgen del Rosario en Mingorría del primer domingo de octubre, cita a la que no ha faltado durante 36 años acompañando a Polilo, y después a su nieto José María Palacios Muñoz.
En atención a la memoria de Modesto, reiteramos que la música popular, de la que era un digno representante, es una manifestación pública de lo que el hombre tiene de privado, de íntimo e inherente a la persona, es como una exteriorización de su espíritu, de su estado de ánimo, y en un pueblo era el canto y el baile la mejor forma de expresar sentimientos tan profundos. Sirva entonces el reconocimiento que ahora brindamos a su actividad musical, también para los numerosos dulzaineros y tamborileros que surgieron en los pueblos como intérpretes de su enraizada tradición, quienes recorrían las fiestas de los pueblos, superando múltiples dificultades, y en especial, en este caso, a los dulzaineros y redoblantes de las comarcas abulenses de La Moraña y la Tierra de Arévalo.
Más aún, con Modesto recordamos que la música de la dulzaina y el tamboril reaparece en este instante como símbolo de una cultura que expresa así su forma de ser y de vivir, y donde los instrumentistas materializan la percepción musical de las alegrías y pesares del hombre castellano, sus amores, su trabajo, su religiosidad y ánimo en actividades de siega, baile romería, etc, siendo los los dulzaineros y tamborileros, quienes a base de intuición, valor creativo y sensibilidad han compuesto y recogido melodías y ritmos de bailes y danzas.
Qué bueno entonces que la música de dulzaina y tamboril todavía pueda escucharse en vivo y en directo en procesiones, bailes, romerías, pasacalles, etc., lo que se produce en las celebraciones de las fiestas patronales y efemérides varias, y Los Polilos, grupo de Aureliano y Modesto, nos quedan como testimonio de la importancia que tuvo en la construcción de su identidad histórica y cultural. Y, ciertamente, aún hoy, y gracias a estos hombres, es un placer poder comprobar la pervivencia de manifestaciones del folklore castellano, propio de las tradiciones festivas de las gentes de nuestros pueblos, y más aún poder presenciar y escuchar directamente las notas que salen de la dulzaina y el tamboril, cuyos intérpretes son de los pueblos donde nace la misma música que tocan.
Modesto y Aureliano han formado pareja musical durante más de treinta años con el nombre de Los Polilos, igual que antaño lo hicieron, respectivamente, el padre Jesús Muñoz y el abuelo Modesto Arribas. El nombre de Polilo es un apodo familiar heredado por Aureliano de generación en generación unido al oficio familiar de molinero en Pozanco y Mingorría. Ellos han dedicado gran parte de su vida a musicar todo tipo de actuaciones festivas, lúdicas y religiosas que se celebran en los pueblos abulenses de la tierra morañega, igual que antaño lo hicieron sus ascendientes.
El ambiente musical que respiraron Aureliano y Modesto desde su infancia pronto despertó en ellos una gran afición por la música de dulzaina y tamboril que escuchaban frecuentemente en sus casas. Aureliano Muñoz heredó de su padre Jesús Muñoz (1900-1954) los oficios de molinero y dulzainero en Pozanco. Por su parte Modesto Jiménez se quedó huérfano de padre a muy temprana edad, y pronto aprendió a tocar el tamboril siguiendo a su abuelo, Modesto Arribas. Éste era conocido como el tío Ronda, afamado guarnicionero y albardero y uno de los mejores redoblantes de la época, y él fue quien acompañó con su tambor al dulzainero Agapito Marazuela en el concurso musical de Valladolid en 1922, donde también estuvo presente Jesús Muñoz 'Polilo'.
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En este entorno familiar se notaba especialmente la atracción y la influencia del maestro Marazuela, con quien Jesús Muñoz (padre de Aureliano), y Modesto Arribas (abuelo de Modesto) mantenían lazos de amistad y estudiaban ritmos y melodías. Aureliano, además de seguir la tradición molinera de su padre, heredó de éste la misma querencia musical por la dulzaina cuya técnica perfeccionó de la mano de Agapito Marazuela, de quien tomó también parte de su repertorio, igual que Modesto también se aplicaba a sus enseñanzas.
Agapito Marazuela Albornos (1891-1983) recobra entonces y ahora, por su cercanía, especial relevancia. En 1932 fue el ganador del Concurso Nacional de Música Folklórica con el 'Cancionero de Castilla la Vieja', para cuya elaboración recorrió en el periodo 1915-1925 numerosos pueblos segovianos, a la vez que en Ávila se centró en las localidades de La Moraña y Tierra de Arévalo. Fueron sus informantes los dulzaineros y tamborileros Gregorio de Adanero, Tío Ojetete de Maello, Tío Barcala de Villanueva de Gómez, Tío Melquiades de Villanueva del Aceral y Tío Simón de Aldeavieja, sin olvidarnos por nuestra parte de los que también fueron sus compañeros y amigos el Tío Ronda de Vega de Santa María y Jesús Muñoz 'Polilo' de Pozanco.
Durante la República Agapito Marazuela se significó como un hombre de izquierdas y militó en el Partido Comunista. En 1937, en plena guerra civil, asumió la dirección de los grupos folklóricos de la España republicana en la Exposición Internacional de París, y terminada la contienda fue encarcelado. Al salir de la prisión en 1941 en régimen abierto, Agapito se retiró con su esposa Isabel Gil al molino Canonjía, de Pozanco, en el río Adaja, propiedad de Jesús Muñoz 'Polilo', dada la amistad que le unía con su alumno.
En este tiempo, Agapito Marazuela hacía sus presentaciones periódicas en el cuartel de la Guardia Civil de Mingorría, lo que aprovechaba para visitar la casa de los chocolateros Marugán y tocar la guitarra en compañía de su amigo Antonio Marugán, quien con especial pericia tañía el laúd en el portal de la casa.
Durante los años en Pozanco, Agapito Marazuela enseñó al joven Aureliano a leer y escribir música y a perfeccionar la técnica del instrumento. Tan buen discípulo fue, que al morir el maestro le regaló su dulzaina. En estos años también empezaba a destacar el niño Modesto, por lo que Agapito bromeaba con su abuelo, el Tío Ronda, diciéndole: “Déjeme al muchacho, que le hago un hombre”- Pero el abuelo no sacó la cara, pues seguro que le quitaba el oficio, lo que no impidió que Modesto aprendiera a tocar el redoblante.
Años después, los jóvenes músicos Aureliano y Modesto pronto formaron pareja, en un principio de una manera esporádica y después lo fue de una forma estable, tanto que permanecieron más de treinta de años juntos.
A antes de formar pareja estable con el propio Aureliano a partir de 1984, Modesto fue compañero de Crescencio de Santa María la Real de Nieva (Segovia) y de Salvador de San Esteban de los Patos (Ávila), entre otros dulzaineros.
En los últimos años, a causa de la avanzada edad de Aureliano, Modesto tocaba acompañado de un nutrido grupo de amigos como Mariano 'Maete' (director de dos escuelas de dulzaina y cofundador de la Orquestina de la Charanzaina), y Efrén, 'el Cocinero de Ávila', aparte de los nietos de Aureliano, Arancha, Blanca y José María Palacios Muñoz, siendo con este último con quien mantuvo el grupo de Los Polilos.
También sobresale Modesto por su generosidad en favor de la promoción de la música popular que ha mantenido viva en la Muestra de Dulzaina que desde el año 2000 viene organizando en Vega de Santa María con gran participación de veteranos y jóvenes músicos. De la misma manera que se ocupó de organizar varios homenajes a su compañero Aureliano, además de estar siempre dispuesto a participar en certámenes y muestras folclóricas.
El repertorio que tocaron Modesto y Aureliano estaba tomado del cancionero de Marazuela, al que hay que sumar las partituras de los temas recopilados por el mismo Aureliano y la música escrita por Los Talaos, de cuya saga familiar Teófilo Sánchez Plaza 'El Talao', redoblante y compositor, al fallecer en 1998 nos dejó un entrañable libro póstumo titulado 'Dulzaineros de Castilla, canciones de Teo', donde se incluyen apuntes sobre la vida de Aureliano y Modesto.
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Como simples ejemplos de la ingente actividad musical de Aureliano y Modesto diremos que sus toques han sonado en multitud de pueblos y lugares, principalmente de la Moraña abulense y Tierra de Arévalo. Entre sus innumerables actuaciones de pasacalles, procesiones, romerías, bailes, festivales, carnavales, etc, cabe citar las que tuvieron lugar en las localidades de Aldeavieja, Arévalo, Ávila, Berrocalejo, Bohodón, Cardeñosa, El Espinar (Segovia), Gotarrendura, Maello, Mediana de Voltoya, Medina del Campo, Mingorría, Monsalupe, El Oso, Palencia, Piedrahita, Pozanco (pueblo donde vivió y fue molinero Aureliano), Salamanca, Santo. Domingo de las Posadas (pueblo donde Aureliano vivió los últimos cincuenta años), Segovia, Tordesillas, Valladolid, Vega de Santa María (pueblo donde nació Modesto), Velayos (pueblo donde nació Aureliano), Tolbaños, Zorita de los Molinos, etc., entre otros muchos escenarios que se quedan en la memoria.
A modo de testimonio de vida de su trayectoria musical, Aureliano y Modesto se aventuraron en 1997 a grabar una parte de los sonidos y melodías con los que llevaban décadas recorriendo fiestas y celebraciones de pueblos y ciudades, y a la vez rendir homenaje a su maestro Agapito Marazuela, lo que hicieron en la localidad de Vega de Santa María, tal y como ya escribimos entonces.
Decíamos en aquella ocasión que una grabación musical constituye, generalmente y por sí misma, un importante acontecimiento para la cultura, pero que si ello se produce al son de las notas de la dulzaina y el tamboril que se escuchan en los actos festivos de nuestros pueblos, como quien capta el sonido de los pájaros en primavera, al natural y sin arreglos, la noticia y el mérito artístico nos desbordan.
La grabación fue reproducida en un millar de casetes y autofinanciada por los músicos, lejos de cualquier circuito comercial. La edición se llevó a cabo a través de una empresa especializada, la cual se desplazó hasta la Vega donde recogió la música popular can todo su sabor y autenticidad.
La selección musical que interpretan Aureliano y Modesto son melodías y ritmos populares castellanos, los cuales fueron recopilados Agapito Marazuela e incluidos en su cancionero de 1932. No en vano Aureliano ensayaba diariamente las piezas de un ejemplar de este cancionero que le regaló el propio Marazuela. Los temas grabados responden a los siguientes títulos: Cara A): 'Chatos y Coplas', 'Las Habas Verdes', 'Entradilla', 'Baile Corrido de Rueda', y 'Jota Castellana'. En la cara B) se incluyen: 'La Pinariega (baile de procesión)', 'Antigua Danza Segoviana', 'Mudanzas', 'Danza Segoviana', y 'Jota Castellana'.
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En definitiva, estamos ante un amplio repertorio de aquellos temas que amenizaban bailes y procesiones durante las fiestas patronales de los pueblos. La frescura de los notas que se respiran indica que el paso de los años poca importa para que esta experiencia siga siendo actualidad. Más aún, el reposo del tiempo pasado ha propiciado la magia de su audición, sobre todo hoy día, cuando, frente al abandono paulatino de nuestros pueblos, esta música parece recobrar su identidad cultural. Por ello, la recuperación de nuestro folclore musical gracias o la dedicación y generosidad de dulzaineros y tamborileros, entre otros músicos, merece un sincero reconocimiento y gratitud.
Después de tantos años atados a antiguos instrumentos de larga tradición popular, por fin les ha llegado a estos músicos de dulzaina y tamboril el justo reconocimiento en forma de premios y homenajes. Así, en el historial de galardones cabe citar la placa que les entregó el Ayuntamiento de Mingorría en el año 1991 por su larga trayectoria a favor la música popular.
Igual que también tuvimos la oportunidad de participar en el homenaje a Aureliano rendido en Vega de Santa María el 12 de agosto de 2000, donde Modesto organizó una emocionante celebración dedicada a su compañero Aureliano programando la participación de Los Talaos, Librado Rogado, Cándido Cáceres, Lorenzo Sancho, Rodrigo Peñas y la Orquestina de la Charanzaina con Mariano 'Maete', además de los nietos de Aureliano (Arancha y Blanca) jóvenes músicos ya entonces.
Al homenaje de Vega de Santa María siguieron otros en honor de la pareja formada por Aureliano y Modesto en la localidad segoviana de San Rafael (Segovia) en 2001, donde ya habían sido recordados antes en 1997.
Y otro homenaje más tuvo lugar en el pueblo de Cardeñosa el 10 de agosto de 2002 con la participación programada de Los Talaos, Librado Rogado, Cándido Cáceres, Los Menestriles, Trébedes y Clara Álvarez, además de la Escuela de San Rafael. Igualmente, como Modesto un fiel “partener”, acompañó a Aureliano en su nombramiento como hijo adoptivo por el Ayuntamiento de Santo Domingo de las Posadas en 2012. Y lo mismo puede decirse del homenaje rendido a Aureliano en la localidad de El Oso junto al historiador Emilio Rodríguez Almeida donde compartimos la tribuna de los oradores en el día del 'Homenaje a La Moraña'” en 2014.
Con todo, el premio Agapito Marazuelza concedido a Aureliano Muñoz 'Polilo'y a Modesto Jiménez en 2017 representó entonces y ahora el reconocimiento público, a través suyo, a todos aquellos músicos anónimos que, a lo largo de los siglos, han venido amenizando las distintas manifestaciones religiosas y festivas de los hombres y mujeres que viven en el medio rural. Por ello, la figura de estos músicos deben ser un referente reivindicativo de la música tradicional, y más en estos tiempos donde los sonidos electrónicos parecen apoderarse de las innumerables manifestaciones festivas que recorren nuestros pueblos.
Así pues, hay que llamar entonces la atención sobre los sonidos autóctonos de la dulzaina y el tamboril, testimonio vivo de los ritmos tradicionales. La pervivencia de este tipo de música, totalmente ajena a los circuitos comerciales y de consumo, pasa por incentivar entonces la cultura musical entre las nuevas generaciones, pues actualmente existe una carencia educativa que impide valorar en sus justos términos la riqueza expresiva de sentimientos tan profundos como los evocados por estos sonidos. ¿Qué tendrán esos ritmos y melodías transmitidos de generación en generación, animando procesiones, bailes, pasacalles, bodas, rondas, espectáculos taurinos y romerías, que cuando los escuchamos se nos encoge el corazón y se nos eriza la piel?
La música de dulzaina y tamboril surge con toda naturalidad como algo propio y familiar en los pueblos castellanos, no en vano sus intérpretes son miembros de la misma comunidad rural donde está música aparece. Y tal es la integración de los músicos en la vida del pueblo que suelen desempeñar oficios tan nobles como el de panadero, molinero, arriero, guarnicionero, zapatero, ferroviario, labrador, albañil, etc. Valga entonces este obituario como un intento de revitalización de la música popular como elemento identificador de la historia y la cultura de nuestros pueblos.
Finalmente, diremos que con Modesto y Aureliano estuvimos en las más variadas manifestaciones musicales, tales como procesiones, pasacalles, romerías, bailes, veladas, homenajes, etc.; aparte de compartir inquietudes en el desarrollo de actividades varias, como la fiesta de la matanza, la vendimia o los carnavales escolares, las primeras ediciones del Certamen de Teatro Infantil de Mingorría, las I Jornadas de puertas abiertas de la fábrica de chocolates Marugán y también en la Muestra de dulzaina de Vega de Santa María. por ejemplo. Y todo ello, a tiempo en que Modesto se dedicó a la construcción y al desempeño del cargo de alcalde de su pueblo desde 1979. donde realizó incontables actuaciones de abastecimiento, asfaltado y equipamientos. En esta tarea también participamos de su apoyo y disposición en la creación del Colegio Rural Agrupado Miguel Delibes, de Mingorría, Santo Domingo de las Posadas, Velayos, Pozanco y Vega de Santa María; así como en la puesta en marcha de la Mancomunidad de Municipios Ribera del Adaja. Para terminar, y de despedida, vaya nuestro sentido pesar a su esposa Esperanza, sus hijos Juan, Ignacio y Rosa María y demás familia.
![[Img #112039]](https://avilared.com/upload/images/10_2020/8835_modesto_vega6.jpg)
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