Del Sábado, 06 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 10 de Septiembre de 2025
Don Fernando Moyano Aboín, padre del hípico abulense, nos dejó el domingo a causa de una insuficiencia respiratoria a tan sólo un mes de cumplir 97 años.
Tras conocerse el fatal desenlace, la Federación Hípica de Castilla y León ha dado el adiós a quien ha calificado como “una figura histórica del mundo hípico nacional”, al que estuvo ligado hasta el final de sus días, y al que perteneció como jinete, juez de salto, enganche, raid y doma vaquera y organizador.
Nacido en Valladolid en 1923, don Fernando continuó con la tradición familiar al deporte ecuestre, que fue su pasión sin olvidarse de su afición por la caza. Su padre le dio sus primeras lecciones de equitación, seguidas posteriormente por su profesor, don Mateo García Cuadrado: “el día que lo hacía bien -me confesó don Fernando- tenía como premio un paseo a caballo por las calles de Valladolid”.
Como jinete, compitió en algún concurso de saltos, pero su gran pasión fueron los raid, donde ganó pruebas nacionales e internacionales en los años 50, 60 y 70 con monturas como Sonajero, Famosa y Chatarra.
Tras contraer matrimonio se trasladó a Ávila para trabajar como funcionario del Instituto Nacional de Previsión. Compartiendo trabajo y pasión por los caballos, en 1960 decide ser vocal del primer Concurso Nacional de Saltos de Ávila, que tenía como responsables directos a Mauricio Álvarez de Bohorques, Duque de Gor, y al capitán Carlos Viloca Casas.
Desde entonces hasta 2008 formó parte de la organización del hípico abulense, desde vocal, pasando por jefe de pista, coordinación del concurso, delegado del jurado técnico, miembro del comité de honor y, desde 1985, delegado de la Federación Territorial de Castilla y León en Ávila, cargo este ultimo que ostentó durante cerca de medio siglo.
Si los inicios del Concurso Hípico en el campo municipal de San Antonio fueron buenos al amparo de las apuestas, gancho de esta modalidad deportiva, don Fernando tuvo que luchar por la continuidad del evento, como el cambio de la instalación al campo de El Pradillo, que, por cierto, fue bastante bien, aunque posteriormente tuvo que pelear mucho, dos años en plaza de toros y alcanzar, en 1980, la actual pista municipal de San Segundo.
Sufrió con las suspensiones del hípico abulense en 1984, por problemas en la instalación de la Ciudad Deportiva Municipal, y las de 1989 y 1990 por la peste equina africana.
El firme de tierra lavada de río fue problema en la nueva instalación de San Segundo, si bien con la llegada y la empresa Oxer, el patrocinio del Ayuntamiento abulense y el visto bueno de la Federación Hípica de Castilla y León, la arena de sílice a la que se añadió fibra geotextil dejó en 2005 una impresionante instalación, de la que se sintió orgulloso.
Sin duda alguna don Fernando fue alma mater del Concurso Nacional de Saltos de Avila, sin olvidarnos de sus también 30 años al frente del Raid Hípico Nacional de Avila. Recibió muchos reconocimientos nacionales, regionales y locales, todos ellos merecidos. Confiando que el hípico abulense vuelva tras la sequía del 2019 y el Covid-19 del 2020, don Fernando debe de estar en su competición: “Esto no es un adiós sino un gracias” (Nicholas Sparks).
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