Y es que, la Covid-19 fue declarada enfermedad laboral, según destaca la Asociación de Empresas de Servicios de Confae, donde se integra este sector.

Prevenlabor fue una de las empresas que, pese a tener al 70% de la plantilla en ERTE, no descansó ante la demanda de protocolos para garantizar la protección de los trabajadores ante el nuevo riesgo surgido por la exposición a la Covid-19.

“El riesgo era nuevo, no estaba catalogado ni previsto, no existía ninguna medida de prevención para este tipo de riesgo en concreto”, explica Juan José Jiménez, director de Prevenlabor y presidente de la Asociación de Servicios de Ávila. Esta circunstancia hizo que “cambiara” su “forma de evaluar”, teniendo que tener presente “el nuevo riesgo al que se enfrentaban las empresas”.

La principal dificultad fue, además de atender a todas las empresas en tiempo, “tener la capacidad para implementar en los centros de trabajo las actuaciones y protocolos de seguridad pertinentes frente a la Covid, teniendo en cuenta la variedad de sectores laborales que se atienden”, explica  Jiménez.

Al respecto, señala que “cada sector tenía sus propios riesgos que proteger, cada uno era distinto y con unos protocolos específicos, como en el caso de las residencias, donde ha habido una incidencia del coronavirus muy importante”.

Por ello, el volumen de trabajo de esta empresa ha sido “enorme”, de manera que “se ha sumado a la adaptación de los protocolos a cada caso particular”. “Nos encontramos con que tuvimos que formar a los trabajadores en la prevención y protección frente al nuevo riesgo”, ha señalado el director de Prevenlabor, quien apunta que otro aspecto destacado en este tiempo ha sido la realización de los test PCR y serologías.

En este contexto, Jiménez incide en la importancia de las tres medidas básicas de seguridad para cualquier persona o negocio: “limpieza, distancia social y control de los contagios y posibles contagiados”.