Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
No hagamos una gran hoguera para contemplar el humo
Hola de nuevo amigos, ¿han twitteado ustedes bien, blogueado a gusto, no se les ha olvidado subir sus instantáneas a Flicker, Instagram, ya actualizaron su perfil profesional en Linkedln, han pasado esta mañana por Google+?
Facebook, Twitter, Google+… les suenan, sí, eso que ahora venimos a llamar redes sociales, la Web 2.0., internet.
Seguro que alguien nos contesta detalladamente a todas estas cuestiones, algunos responderemos afirmativamente y otros no tendrán ni idea de lo que estamos hablando.
Son los nuevos medios de comunicación de masas que además de los ya existentes como la televisión, la prensa o la radio, han irrumpido en la sociedad de forma abrumadora y avasalladora en cuestión de muy pocos años.
Posiblemente una de las manifestaciones más obvias es el nuevo lenguaje cotidiano: internet, correo electrónico, páginas web, servidor, webcam, interfaz, proveedores de acceso, cibercomunidades, medios virtuales, hipertextos, portales, etc.
Es cierto no lo vamos a negar, desde el ama de casa, los jóvenes, hasta el político de turno, tienen algún perfil en una de estas redes sociales. Para otros muchos, todos estos términos son apocalípticos, no les quito la esperanza, el fin del mundo llegará.
Nuevos medios de comunicación social, nuevas formas de relaciones sociales, nuevas formas de marketing. ¿Han llegado en un buen o mal momento? Lo que si es claro, es que ‘la era digital’ se ha instalado definitivamente entre nosotros, y, como cada revolución suscita miedos, alienta esperanzas, crea industrias y genera nuevas expectativas.
Una era en la que ahora ya no somos simples consumidores, espectadores o cronistas, somos “protagonistas”, o por lo menos algunos deben serlo.
Mientras tanto, para que los miedos, las expectativas y las esperanzas desaparezcan, se materialicen, se transformen y dejen de ser una promesa, es necesario no sólo poder acceder a estas unas nuevas herramientas. Debemos -o, si por edad o cultura, ya no puede o no quiere- deben conocerlas, aprender a manejarlas, examinarlas a conciencia de un modo prudente y aplicar constructivamente las posibilidades que nos ofrecen.
Para ello -como muchos apuntan- no creo que baste con la distribución masiva de portátiles o de ipad´s en las aulas, conseguir ventas millonarias de smartphones o la inmediata incorporación de los vehículos eléctricos a nuestras smarcities, todos los cambios no se requieren de un modo inmediato -como si de una moda se tratase-, tampoco creo necesario añadir cada nuevo gadget tecnológico a nuestra colección de relojes.
No dejemos pasar la oportunidad. Tenemos nuevos medios para contribuir a extender el acceso a los bienes culturales, a la defensa de nuestra lengua, a la cooperación internacional, a la paz.
No hagamos una gran hoguera para contemplar el ‘humo’. No desaprovechemos su potencial, puede ser un punto de partida para iniciar la recuperación económica. No lo convirtamos en la nueva ‘burbuja social’.
Como en otras ocasione os dejo una recomendación literaria, ‘El desengaño de Internet. Los mitos de la libertad en la red’, de Evgeny Morozov.
Brian | Jueves, 02 de Mayo de 2013 a las 16:40:03 horas
Me ha gustado su artículo por varias razones, pero especialmente porque está bien escrito y transmite muy bien una idea fundamental, que podemos ser 'protagonistas' (que ya es hora) empleando internet y todas sus potencialidades para cambiar la sociedad. La gente de la calle no nos damos cuenta, pero tenemos más poder del que creemos. Economía y política son los grandes temas de debate, pero los que están por debajo, sin atención de casi nadie, como la tecnología, serán los motores del cambio.
Ánimo con estos artículos; son granos que hacer granero.
Accede para votar (0) (0) Accede para responder