Chuchi García Ver comentarios 10 Sábado, 06 de Abril de 2013 Tiempo de lectura:
El día comenzaba en la ciudad amurallada con su ajetreo ajeno a los peligros que desvelaban al Teniente J.Harrison. Las señoras se dejaban la pensión en las farmacias, los funcionarios llenaban las barras de los bares, los parados hacían cola en la oficina del ECyL y los jubilados se apresuraban a ocupar los bancos al sol.
Harrison se llevó un sorbo de café a los labios mientras miraba perspicaz por la ventana de la comisaría. Sabía que era cuestión de tiempo que la ley que mantenía el orden en aquella ciudad se desarmara como una motocicleta china y una oleada de anarquismo, violencia, destrucción, intriga y dolor de barriga anegara las anodinas vidas de los abulenses.
Como el marinero que siente en sus huesos la cercanía de la tormenta, Harrison sabía que en algún lugar de aquella maraña de grúas abandonadas y baches en el asfalto estaba a punto de iniciarse una nueva batalla y a dos días de su jubilación no podía arriesgarse a que una bala dejara una viuda llevando donuts a su tumba.
Al otro lado de la ciudad, en el centro financiero, un jubilado yonky adicto al yogurlado cumplía su parte del trato que le mantenía en la calle. Descolgaba el teléfono y marcaba el número destinado a los confidentes de la policía local.
- ¡Jefe! Tenemos algo...
Harrison sacó del cajón de su mesa su Smith&Wettson Magnum 357 y la enfundó debajo de la americana. No era el arma reglamentaria y sabía que los de asuntos internos le pisaban los talones pero se podían meter el reglamento por donde les cupiera.
- Traed bolsas para cadáveres, las vamos a necesitar.
Bajó del coche y se acercó a la banda de criminales. No había lugar a duda, estaban puestos hasta las cejas del cargamento de los Calvo. Por el suelo se diseminaban las cáscaras de las pipas con su capa de polvo blanco o como decían los pandilleros en su argot: sal.
- Espero que estéis disfrutando las pipas porque haré que os salgan bien caras. - ¡No nos das miedo, poli! - ¡Nadie va a incumplir la ordenanza de convivencia ciudadana, al menos mientras siga imponiendo la ley en estas calles!
La situación era cada vez más tensa y tan solo la sangre fría de los francotiradores separaba a los chavales de criar malvas en Antonio Álvarez.
- Me ha dicho un pajarito que os gusta ese invento del balompie. - ¿Quieres echar un partidillo contra nosotros? - Dejadme ver vuestro balón.
Harrison sintió como el desayuno subía por su esófago y tuvo que contener la arcada. Era obvio que no estaba ante aficionados. Se trataba de profesionales del crimen y su balón reglamentario les delataba.
El que parecía a todas luces el líder de la banda hizo el ademán de pasarle el balón a uno de sus esbirros. Harrison, sacó su arma y apuntó:
- Anda... alégrame el día.
En segundos la banda quedaba acorralada. Los detuvieron, los leyeron sus derechos y tras el pago de una sanción de 30 euros estaban en la calle. “El sistema no funciona”, se dijo Harrison.
Quizá la ciudad había retrasado un poco más su triste declive a manos de la delincuencia. Pero ¿cuánto tiempo tardarían las bandas en poner en jaque al cuerpo de la policía local?, ¿cuánto aguantaría el fino hilo que separa el imperio de la ley del caos?
Una idea rondaba la cabeza de J.Harrison y quizá, solo quizá, iba siendo hora de que un enmascarado se calzara unas mallas, vistiera la ropa interior por fuera y de forma extravagante combatiera el crimen al margen de la ley.
Freyja | Domingo, 05 de Mayo de 2013 a las 19:10:19 horas
Buenísimo. Como siempre.
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Harto | Martes, 09 de Abril de 2013 a las 08:07:30 horas
¡Qué manía le tienes a los funcionarios! Alguna oposición suspendida supongo.
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Jefe | Martes, 09 de Abril de 2013 a las 08:03:13 horas
Dice mucho de la ciudad que sea noticia que unos chavales coman pipas en el grande, que dios me libre de disculparles, pero nadie habla de que esos niños serán los pocos que queden, pequeños mirlos blancos que se largarán en cuanto puedan. A nadie le importa que no tengan maestros suficientes, o que la ciudad esté en semipenumbra por falta de iluminación, o que te puedas romper un tobillo en cualquiera de las toperas que se han formado por todas las vias de esta santa ciudad... O que tengamos la tasa de paro más alta de Castilla y León, no quiero saber en comparación con el resto de España...
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Viriaton | Martes, 09 de Abril de 2013 a las 02:06:13 horas
Jjajajaja, cojonudo. Es triste, pero así son ellos
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bety | Lunes, 08 de Abril de 2013 a las 12:41:26 horas
Freyja | Domingo, 05 de Mayo de 2013 a las 19:10:19 horas
Buenísimo. Como siempre.
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