Se trata de favorecer la reproducción de estos animales, cada vez más escasos en el entorno urbano, según han explicado Felipe Nebreda y Nacho Sevilla, que han enseñado a construir dos tipos refugios, de pequeño tamaño, que intentan recrear las fisuras en las que estos mamíferos, que pueden llegar a consumir más de 500 insectos en una noche, se refugian, con el fin de que encuentren una situación parecida a la que tienen en la naturaleza.

El taller, enmarcado en el programa de invierno del centro, ha llenado las 35 plazas previstas. Al final ha terminado con la creación de 20 refugios grandes, de tres cámaras, y 13 pequeños de una cámara, destinados al murciélago enano (pipistrellus pipistrellus), que es una de las especies más comunes en el entorno urbano de Ávila.

Los asistentes han podido llevarse los refugios construidos o bien dejarlos para su instalación en el centro medioambiental o en diferentes espacios verdes de la capital abulense, como los parques de San Antonio o El Soto o el jardín de San Vicente.

De este modo, además de conocer las distintas especies y la fauna existente en la ciudad, se busca favorecer la participación ciudadana en aspectos relacionados con el conocimiento y conservación de la biodiversidad urbana.