Del Viernes, 26 de Septiembre de 2025 al Miércoles, 15 de Octubre de 2025
Tasa de reciclado: todo lo que nos cobren es poco
Amarillo, verde, azul; envases, vidrio y papel. Raro es el lugar donde te los encuentras a los tres pues tienen el antojo de dispersarse a lo largo de la calle. Son los contenedores donde el abulense infeliz, con la bata de guatiné, rulos opcionales, deposita el desperdicio del ajetreo de su vida. Residuos de una sociedad de plástico y envases que mantenían presos filetes de ternera que han acabado relinchando.
Ese extraño mobiliario urbano que rivaliza con bancos (buenos) y farolas y en donde depositamos poco menos que mierda y ha venido a languidecer las exiguas cuentas corrientes de la ciudadanía. Lo han llamado “impuesto revolucionario” y de ser así y acorde a la moda alguien tiene que ser ETA porque es bien sabido que todo aquello que incomoda es ETA: ¿Plataforma Antidesahucios? Es ETA; ¿Hitler? Es ETA; ¿Forges? Es ETA; ¿los padres? Son ETA; ¿los mineros? Son ETA. Todo es ETA menos yo que soy Bildu por mero esnobismo y el antojo de ser diferente. Postureo hipster el mío. A usted le queda el consuelo de poder aspirar a ser Batasuna. Le deseo suerte.
La tasa de reciclado, como un atracador que surge de las sombras, se ha presentado al abulense por sorpresa portando un membrete de la Diputación. Es como si no pagáramos ya una tasa por la basura que como paquete vacacional para inmundicias incluía recogida, transporte y tratamiento de las mismas. Contra toda lógica nos dicen que estábamos equivocados.
Después descubrimos que existe un Consorcio Provincial que depende de la Diputación que se dedica a tratar con la basura del norte de la provincia. Cuando el Ayuntamiento de Ávila pregunta al consorcio quién le adeuda dos millones de euros, esté entona el '¡Eres tú!' pero no porque sea el agua de su fuente ni el fuego de su hogar sino porque lleva años sin aportar su parte del presupuesto a la gestión de residuos.
Inventar impuestos es feo. De ahí que el Ayuntamiento ceda el cobro al consorcio y parezca que el “impuesto revolucionario” lo pone la Diputación. Para que nos entendamos: en esta historia la Diputación es el brazo recaudatorio de la banda municipal. Las bandas armadas y sin armar, exceptuando las de música, son cobardes y no dan la cara.
Este afán recaudatorio se podía decir que es la primera subida de impuestos de la era Rajoy. Nació un día después de las elecciones que hicieron a Mariano presidente. Sería por este fervor que ni empresarios ni hosteleros de la ciudad se acordaron de recurrir el estropicio seguramente víctimas de la resaca. Habrá que quererlos igual.
Y sin embargo el hachazo que le meten a nuestras cuentas me sabe a poco. A nosotros nos puede parecer que a base de la costumbre eso de la separación de residuos, su clasificación y acertar a meterlo en el contenedor adecuado es fácil. De hecho lo es, no tiene secreto alguno. Es aquí cuando de verdad aprecias el valor de lo que se paga, cada céntimo del nuevo “impuesto revolucionario”. Es el equivalente al triple salto mortal pero llevado a la recogida de basuras: volcar toda la basura ya sea orgánica o envases en el mismo camión, aplastarla y llevarla al vertedero. Sería muy mal pensado por mi parte pensar que se queda sin reciclar. Entonces, ¿para qué cobrarnos una tasa de reciclado? No tiene sentido.
Nunca fue más cierto eso de que un basurero lo puede todo. Y si usted es capaz de reciclar así la basura de los abulenses creo debiera ponerlo en su curriculum. Todo lo que nos cobren es poco.
Fiel seguidor | Domingo, 31 de Marzo de 2013 a las 20:11:16 horas
Si señor... cuanta razón... Desde luego vivimos en una ciudad...
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