Señalan que es “un problema conocido, que viene de lejos, pero cada vez va a más tras las reformas acometidas sin que nadie ponga remedio”.

Según han explicado, se gestionan los plásticos que llegan recogidos selectivamente (contenedor amarillo) y los que van mezclados con la fracción resto (contenedor verde). Donde surge el problema es con lo que no se recicla, que se vierte al recién estrenado vaso número dos del vertedero, ya que se depositan “ingentes cantidades de plásticos sin reciclar, en especial bolsas”, que “se vierten y no se cubren, por lo que cada vez que hay viento, se levantan e invaden las instalaciones y los campos de alrededor”.

En los días de más viento las bolsas llegan a la carretera AV-500, a más de un kilómetro de distancia, “se enredan en el arbolado y quedan esparcidas por los prados, donde pasta ganado vacuno que en el futuro llegará a nuestras mesas”.

No se recogen

Según la organización ecologista, “a pesar de que el CTR realiza recogidas periódicas de los volados, como se denomina técnicamente a estos plásticos que salen del vertedero, no dan abasto”, ya que los plásticos “quedan durante días en el campo y algunos se alejan aún más y no pueden ser recogidos, sobre todo los pequeños trozos”.

El CTR, que depende de la Diputación a través Consorcio Provincial de la Zona Norte de Ávila, que tiene adjudicada la gestión a Urbaser, incumple la autorización ambiental de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, porque “la tasa de reciclado de plástico es muy baja, y se vierte más de la cuenta”, y porque los gestores de la planta “están obligados a tapar la basura tras su vertido al vaso de vertedero y no lo hacen”.

Esta situación provoca que “uno de los espacios naturales más valiosos de la provincia, el Campo Azálvaro, deja como imagen cientos de árboles con adornos de bolsas de plástico".