“Ávila es la provincia más afectada por la climatología, por lo que debe ser declarada zona catastrófica”, ha asegurado Ángel Luis Gil, miembro de la ejecutiva provincial de UCCL. De los 74 millones de pérdidas, 27 pertenecen a cereales de invierno y de secano, y 47 en pastos y forrajes.

Este año es el segundo peor del siglo para el sector primario. “Ante el impás de las negociaciones para cerrar el próximo Gobierno de la Junta hacemos un llamamiento al actual ejecutivo en funciones y a los partidos con opciones de gobernar para que convoquen cuanto antes la mesa de la sequía para evaluar las pérdidas y adoptar medidas concretas”, ha explicado. 

UCCL propone “ayudas directas” de 15.000 euros por explotación en tres años, porque “con dos años de sequía no hay explotación que lo aguante”. “Vamos a ver si la Junta está dispuesta a ayudar al campo y a los agricultores a título principal”, ha afirmado.

Año catastrófico

Gil ha calificado el año como “catastrófico por la falta de lluvia, y muchísimo calor y viento” que “ha mermado considerablemente la producción”.

En el caso de las 111.000 hectáreas sembradas de cereal, hay afectadas 100.000, que sufren “una afección” del 70%. La producción media es de entre 800 y 900 kilos por hectárea, cuando el año pasado fue de 2.800 y la media de la última década fue de 2.100.

Si el año pasado la producción fue de 234.000 toneladas, este año se estima en 84.000 toneladas, lo que dejaría una pérdida de 41,1 millones respecto a 2018 y de 26,9 sobre los datos de la última década.

En el caso de la ganadería, han advertido de los “sobrecostes de los pastos bajos, que se encuentran completamente arrasados” mientras que en los altos “hay algo”. La ganadería extensiva es la gran perjudicada por los pastos.

Sin agua

Entre forrajes, prados, pastos naturales, montes abiertos y montes leñosos hay 496.000 hectáreas. La valoración en pérdidas es de 94 euros por hectárea, que suman 46,6 millones de euros en perdidas, a lo que hay que sumar “el sobrecoste del abastecimiento de agua, porque fuentes y charcas están totalmente secos” y “el sobrecoste del forraje”.

En el caso de la ganadería intensiva de vacuno de leche los forrajes afectan por ser “una fuente importante de los costes del ganadero”.

Antonio Jiménez, también miembro de la ejecutiva de UCCL, ha explicado que si bien un año normal el ganado se mantiene seis meses con los pastos naturales, ahora no ha sido así: “no ha ha ahbido tregua, desde noviembre hemos tenido que usar forraje para alimentar a las vacas”. “Muchas fuentes y ríos están secos y los arroyos no han corrido, y en la provincia de Ávila es difícil encontrar forrajes”, ha advertido el ganadero.

Por su parte, el presidente provincial de UCCL, Jesús Muñoz, ha dicho que junto a las ayudas directas también proponen bonificaciones en la Seguridad Social agraria o subvencionar el IBI, aunque en este caso se encontrarían con la dificultad de quienes no utilizan tierras propias.

Pocos seguros

Agricultores y ganaderos son reacios a pedir más créditos y temen “encadenarlos” con otros, teniendo en cuenta que el cambio climático provocará situaciones similares. Muñoz también se ja referido al bajo nivel de seguros que se contratan en la provincia de Ávila.

“Es una de las provincias con menos seguros porque no hay relación entre lo que cuesta y los beneficios”, ha afirmado, aparte de hay muchas explotaciones mixtas que aprovechan los cultivos para la ganadería. “Se hacen pocos seguros en cereal, pero en pastos ninguno, porque el control se hace vía satélite y la gente no se fía”, ha asegurado Muñoz.

Por otra parte, ha lamentado que el embalse de Las Cogotas se encuentra “bajo mínimos”, por lo que si otros años se reciben 5.500 litros por hectárea para regar, este año serán 2.100, menos de la mitad, por lo que los agricultores “tendrán que modificar sus cultivos”, que se añaden a “importantes pérdidas por las heladas”.