Se trata de tres ejemplares de buitre leonado y otro de buitre negro, mientras que otro ejemplar de buitre negro ha aparecido con el ala derecha lesionada, "posiblemente por colisión con la línea eléctrica aérea" que abastece de energía y que "pasa en vuelo sobre el interior del vertedero".

Este ejemplar ha sido trasladado hasta el Centro de Recepción de Fauna de Ávila por los celadores medioambientales que se desplazaron al lugar tras el aviso del Colectivo Azálvaro.

Este colectivo ha lamentado que "la continua mortalidad de aves protegidas en el CTR Ávila Norte no cese" e incluso que "parezca haberse incrementado, amenazando con aumentar más ante la falta de vigilancia y mediadas preventivas en las obras del nuevo vertedero".

Además de las muertes que provocan los tendidos eléctricos, este colectivo ha incidido igualmente "las muertes de las aves por ingesta de productos tóxicos y de plásticos".

Para el presidente del Colectivo Azálvaro, José Aguilera, "resulta incomprensible que después de un año y medio desde su autorización y a punto de poner en marcha la explotación de nuevo vertedero, no se hayan acometido las obras de soterramiento de la línea eléctrica".

Línea sin soterrar

Desde su punto de vista, los restos de los cadáveres de especies protegidas encontrado en diferentes grados de descomposición en las inmediaciones del vertedero, indican "la falta de eficacia o resultados del programa de vigilancia establecido en la fase de diseño, ejecución y construcción".

"Las rapaces carroñeras siguen acudiendo por centenares al vertedero, donde son vulnerables a la ingesta de productos tóxicos y también a la de plásticos", asegura este colectivo, antes de asegurar que dichos plásticos "se acumulan en su tracto digestivo, provocándoles lesiones y la muerte por obstrucción digestiva".

Para evitar que esto siga ocurriendo, creen que el CTR gestionado por la empresa Urbaser "debería disponer el vertido de basura en 'balas de alta densidad', inaccesibles a las aves, que a su vez deben ser tapadas de inmediato". El centro de residuos es gestionado por el Consorcio Provincial Zona Norte de Ávila, del que forman parte, entre otros, la Diputación y el Ayuntamiento de la capital, entre otros consistorios.