A pesar que la lluvia ha estado presente durante la tarde, minutos antes de la hora prevista (20 horas) la plaza de la Catedral congregaba a cientos de personas que esperaban el desfile, eso sí, bien resguardados por paraguas y capuchas, mientras que los penitentes habían acudido puntuales al templo (entrando por la puerta norte, frente a Correos), como también lo habían hecho a la iglesia de San Ignacio de Loyola, desde donde parte una parte de la comitiva.

Llegada la hora, a la puerta de la Catedral todo el mundo aseguraba que con la lluvía que seguía cayendo la procesión no podía salir, sin embargo la gente no se marchaba.

Pasaban los minutos y nadie informó de la suspensión de la procesión. Sin éxito, alguien golpeó a la aldaba de la puerta varias veces. “Para entrar y que haya una oración me voy rezando por el camino a casa”, se oyó a una mujer.

Eran las 20,15 horas y más de un centenar de personas todavía permanecían a la espera. Fue cuando escucharon las marchas que sonaban en el interior, donde se hizo una oración y un breve desfile del Santísimo Cristo de las Murallas. Entonces quienes estaban a la puerta entendieron que no se iba a abrir. Dentro se oyó decir que no se podía dejar entrar por motivos de seguridad, a pesar que hace un año, cuando se suspendió esta misma procesión sí que se abrieron las puertas.

Mientras, en la iglesia de San Ignacio de Loyola sí que se permitió entrar al público, que pudo observar de cerca los pasos del Santo Sepulcro y la Virgen Dolorosa. Allí los miembros del Real e Ilustre Patronato de Nuestra Señora de las Angustias y Santo Sepulcro lamentaban la suspensión. También estaban las autoridades que iban a salir en la comitiva, entre ellos la nueva delegada del Gobierno, Mercedes Martín, y el obispo de la diócesis, José María Gilñ Tamayo, en lo que iba a ser su primera procesión del Viernes Santo.

“Con todo el dolor de nuestro corazón, no hay otra alternativa que suspenderla”, ha dicho Manuel Enríquez, presidente del patronato organizador. “Con estas inclemencias meteorológicas no podemos hacer nada, sería una verdadera barbaridad sacar una procesión en estas condiciones”, ha explicado tras una decisión adoptada por los presidentes de todas cofradías.

La suspensión durante dos años seguidos se ha producido en más casos, sobre todo “en estos últimos años”, según ha recordado Enríquez, quien desfila en esta procesión desde los años 50. “Antes no ocurrió tantas veces, eso sí, hemos pasado mucho frío, pero se combatía metiendo debajo de la túnica más abrigo”.