Carlos de MiguelMiércoles, 17 de Abril de 2019 Tiempo de lectura:
Paraguas en la procesión del Silencio,
La lluvia, y sobre todo el viento, no han impedido el discurrir de la procesión del Silencio, que como cada Miércoles Santo ha ascendido desde el barrio de San Nicolás hasta la Catedral.
Minutos después de salir de la iglesia de San Nicolás caían algunas gotas y el cielo amenazaba lluvia. Las precipitaciones aparecieron ligeramente más veces durante el recorrido, pero al final el desfile pudo hacer su trayecto, algo más rápido, a pesar del molesto viento, que azotaba a las tunicas azules y capas y capuchones de impoluto blanco de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias, fundada en 1591.
La procesión que cuenta con el recorrido más duro por la larga subida de la calle Francisco Gallego contó con numerosos penitentes, que acompañaron a los pasos del Santísimo Cristo Arrodillado, el Santísimo Cristo de la Agonía y Nuestra Señora de las Angustias, imagen del siglo XVI.
Las tradicionales saetas en la plaza del Rollo no pudieron faltar, en un desfile que contó como novedad con una campana, regalo anónimo, que portaban dos cofrades al comienzo de la procesión, así como con los nuevos faroles del Cristo de la Agonía.
El recorrido de este año se había previsto con un cambio, ya que tras recorrer el Paseo del Rastro y llegar a la plaza de Santa Teresa se traspasó el arco de la muralla para ir a la Catedral por las calles Don Gerónimo y Alemania, a diferencia de otros años, en que se subía por la calle San Segundo. VER FOTOS DE LA PROCESIÓN DEL SILENCIO.
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