Después de más de media hora de espera, los asistentes a la conferencia organizada en la Escuela Oficial de Idiomas por el Departamento de Español para Extranjeros, han disfrutado de la presencia de Silva, que ha comenzado su intervención pidiendo disculpas y contando un chascarrilllo para justificar, en parte, la demora.

Además de que había salido algo tarde de Madrid, la Ley de Murphy”ha contribuido a que el retraso se acrecentara de forma notable, ya que la autopista que había tomado para poder llegar más rápido a Ávila se encontraba cortada por un gran control de la Guardia Civil.

Esta circunstancia ha despertado las risas de los asistentes que llenaban el acto, teniendo en cuenta que los protagonistas de sus 11 novelas policíacas son dos guardias civiles, un cuerpo al que ha defendido con datos y señalando que la le gustaría a él que “todos los funcionarios públicos tuvieran la conciencia tan clara de lo que son los derechos de los ciudadanos como los agentes de la Guardia Civil”. De ellos ha destacado su “sensibilidad y conocimiento”.

Carismáticos y con contradicciones

Al margen de anécdotas, en su charla ha contestado a los alumnos del Departamento de Español para Extranjeros, señalando, entre otras cosas, que un buen personaje debe tener “cierto carisma, un conflicto y contradicciones”.

Tras reconocer que la época actual “no es propicia para héroes clásicos”, Lorenzo Silva ha señalado que cuando él se decanta por Bevilacqua y Chamorro como protagonistas para la serie policíaca, “nadie lo había hecho” antes en España. Sin embargo, estos dos personajes le han dado muchas alegrías y han hecho que sus relatos se hayan leído en numerosos países del mundo.

Poco a poco, ha ido contestando las preguntas de los alumnos del Departamento de Español para Extranjeros que se habían leído 'El alquimista impaciente', ganadora en el año 2000 del Premio Nadal.

Rotuladores y un ajedrez magnético

Una de ellas se ha centrado sobre la primera vez que recordaba haber escrito su primer relato. Según ha dicho, fue la redacción escolar que presentó y ganó a un concurso de la academia de idiomas cuando tenía 13 años. Por ello, según ha relatado, recibió como premio unos rotuladores de colores, un ajedrez magnético que aun conserva y un libro sobre "la vida íntima de los animales de la Sabana Africana".

El ganador del Premio Planeta 2012 por 'La marca del meridiano', ha reconocido que en aquel momento se dio cuenta de que "inventando una historia, dándole forma a los personajes y al texto" disfrutaba y se divertía.

"Para mí, la literatura empezó siendo un juego (…) y a mí me gusta pensar que ahora que tengo casi cuarenta años más y que llevo cuatro décadas jugando a esto sigue siendo, por debajo de todo, el mismo juego que descubrió ese niño de 13 años", ha explicado.

Según ha dicho, esa sensación es lo que le permite sentir que no tiene un trabajo, sino "la inmensa y rara suerte de poder dedicar la mayor parte" de su vida a hacer lo que "más" le gusta y le "divierte", aunque "no siempre haya sido así".

En su intervención, además de recordar que hasta su quinta novela no vio publicada una obra, Lorenzo Silva ha destacado cómo sus padres siempre le "animaron" a continuar adelante en el mundo de la literatura.

Así, ha reconocido que a partir de 'La flaqueza del bolchevique', finalista del Premio Nadal en 1997, fue cuando comenzó a darse cuanta de que la literatura podía llegar a ser su profesión.