![[Img #7079]](upload/img/periodico/img_7079.jpg)
De 116x82x92 milímetros y 628 gramos de peso, desde que llegó a manos del arqueólogo territorial, Francisco Fabián, ha investigado para “esclarecer su cronología, sus paralelos, la tecnología utilizada, su cometido social y todas aquellas circunstancias que permitieran completar los datos que una pieza de estas características posee”.
Una de esos trabajos fue llevar a Julianus, cuyo nombre obedece al pastor que la encontró, Julián Rodríguez, al Hospital Nuestra Señora de Sonsoles, para que el escáner ofreciera detalles sobre su historia de 20 siglos, como que es una pieza hueca aunque con un pequeño agujero para no dañar al cocerla, su grosor, y reproducir la escultura en tres dimensiones para conocerla mejor, en una labor de los radiólogos Gabriel Fernández y Miguel Ángel Corral.
Fabián también consultó a la forense Esther Sánchez Hernández, si bien se mantiene la duda de si los hematomas que presenta en torno al ojo fueron anteriores a la muerte o la causa de ella; así como a Ignacio Barbero, profesor de la Escuela de Artes; y al arqueólogo Emilio Illarregui. Al final concluyó que es el primer retrato conocido, tanto en Ávila como en Castilla y León.
Funcionalidad
En la presentación de la escultura, Fabián ha explicado este tipo de esculturas, con un sentido funerario y conmemorativo, aparecieron en Roma en los siglos anteriores al cambio, y “se popularizaron en el Imperio, a parir de del siglo I, en la época de dinastía Flavia”.
Relacionadas con familias patricias y, en este caso, terratenientes y dueños de grandes propiedades rurales, que eran “los que se podían costear los servicios de un artista”.
Señala Fabián que su función es “testimonial, con la figura de un pater familia al que la familia le concede un valor simbólico importante”. La figura modelada, “fuera en cera, mármol, o como en este caso en arcilla”, se colocaba en los llamados lararios, que eran “como pequeñas capillas domésticas en las que estaban las representaciones de los dioses, que protegían a los habitantes de la casa”. Otras veces las esculturas se incluían en las tumbas de incineración de los siglos I-II y, en otras ocasiones y con motivo de actos funerarios, eran engalanadas y paseadas por los sucesores del difunto.
La original escultura podrá verse en breve en el Museo de Ávila. Allí se podrán sacar parecidos, como se ha hecho al término de la presentación, cuando se le ha pedido al alcalde de Bercial y hermano del pastor que la halló, Fidel Rodríguez, que busque si en el pueblo encuentra algún descendiente de Julianus.
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