Vio la cabeza como la de una muñeca, pero un día le llamó más la atención y se dio cuenta que era de barro, una pequeña escultura de terracota en bulto redondo con la imagen de un hombre de más de 65 años. Ahora esa escultura ya tiene nombre, se llama ‘Julianus’ en honor de quien la halló hace unos meses y la entregó renunciando a cualquier indemnización.

El arqueólogo de la Junta en Ávila, Francisco Fabián, ha explicado que esta “pieza excepcional” fue encontrada en las inmediaciones de uno de los yacimientos arqueológicos romanos de Bercial de Zapardial, gracias a la riqueza de la zona en la época romana, en los siglos I y V, donde había villas romanas asentadas en torno al cultivo cerealista.

“Modelada en arcilla y bien cocida, es una pieza completa realizada a partir de un original, previsiblemente de cera, obtenido mediante una máscara aplicada al propio cadáver”, señala el arqueólogo. “Lo interesante es que la máscara no sirvió directamente para realizar la escultura, sino que a partir de ella y se supone que a mano alzada un artista reprodujo en arcilla el calco original pero en un tamaño más pequeño”, relata, y le hace concluir que quien la modeló era “un auténtico artista”.

A simple vista parece maciza, pero es hueca y con un pequeño agujero para evitar que al cocerla se rompiese.

Se trata de una imagen funenaria en recuerdo del propietario de una villa romana. Según Fabián, algunos detalles dejan ver aspectos de la vida del hombre, como cierta torcedura en la nariz y la hinchazón en un párpado, que denota un traumatismo inmediato a la muerte, puede que de un golpe intencionado o accidental.

Aunque “no es una pieza única de la escultura romana, no hay ningún caso conocido en Castilla y León, ya que hasta ahora los retratos más antiguos procedían de Becerril de Campos (Palencia).