Éste era precisamente uno de los objetivos del Encuentro, reunir a poetas con diferentes perfiles, pero con una misma sensibilidad ante la diversidad (social, cultural, personal), y todo ello expresado con el fascinante lenguaje poético, el que funde de manera casi “mágica” emociones y pensamientos, el mismo lenguaje que en numerosas ocasiones nos ayuda a desvelar realidades ocultas.

El evento lo organizó Ávila Abierta junto con Bahira Abdulatif (poetisa irakí), José Luis Sánchez Hernando (poeta de Ávila) y M. Rafael Sánchez Gutiérrez (poeta y artista de Ávila). Desde el primer momento el acto tuvo como protagonista a la pluralidad, evidenciándose la riqueza de matices y enfoques, y las diferentes lecturas ante las múltiples variedades de fronteras que nos rodean, que nos limitan o que nos retan a cruzar, como ya nos anunciara el periodista Kapuscinski.

Precisamente por ser muchas las formas en que se presentan las fronteras, unas veces visibles y otras no tanto, es por lo que el Encuentro se refería a estos bordes en plural. La intención consistía, pues, en desplegar los múltiples sentidos y complejidades que integran las fronteras.

Efectivamente, las fronteras dibujadas en los mapas han sido y son, en ocasiones, las causas de guerras, han provocado muerte y dolor, se han blindado frente al exterior para encerrar a pueblos e impedir su libertad; las fronteras se presentan también como murallas que evitan el intercambio y el mestizaje, los cuales han sido motores de evolución y crecimiento social y cultural; fronteras invisibilizadas de prejuicios y falsedades; fronteras de miedo ante la vitalidad de lo diferente; fronteras construidas históricamente pero que se consideran eternas y esenciales, inoculando desde este punto de vista una gran toxicidad en la sociedad; fronteras de creencias y estereotipos, que nos impiden crecer o nos limitan en las relaciones con los Otros diferentes; también fronteras interiores, conformadas como capas de cebolla, que debemos apartar para conocernos más y para volar más libres, … en definitiva, fronteras que deben ser derribadas o superadas.

Sin embargo, también se nos presentan en la vida fronteras ambiguas, paradójicas, incluso, en algunos casos, de signo contrario: son aquellas que hay que “levantar”, por ejemplo frente a la barbarie, con argumentos y con emociones de compasión con los que sufren; fronteras que nos interpelan para cruzarlas y, así, abandonar identidades esclavizantes o creencias tradicionales que nos anclan a roles negativos, cerrados y pasivos. En otro orden, existen fronteras tomadas como bordes donde se rozan, se enfrentan, dos formas de pensar o dos miradas diferentes ante un mismo problema, pero que, en ocasiones, si se sabe construir una síntesis creadora, surge la mágica solución o la vía acertada.

Todas estas visiones de las fronteras, unas veces de manera más rotunda y otras de forma más sutil, han emergido en el Encuentro Poético, del que Ávila Abierta ha publicado un libro modesto pero, creemos, valioso y sugerente (www.avilabierta.com). Aprovecho este espacio para agradecer a Inma Cuesta, Julio Flor, Julia Bermejo, José María Sanz, José Luis Sánchez Hernando, Belén Jiménez, Miguel Velayos, Sagrario Gil, Gemma Orgaz, M. Rafael Sánchez, Anabel Muñoz, Bahira Abdulatif, Guiomar Pulido, Asunción de Álvaro y José Manuel Oca por los poemas que nos ofrecieron, y a Jesús Cid por su colaboración musical, interpretando dos temas propios que nos hicieron sobrevolar por encima de las fronteras. A todos por su participación generosa, su calidez y su valor como personas.