Profesor de esta disciplina oriental, Juan Carlos Muñoz, imparte clases de taichí y, aparte de las ventajas que consigue este antiguo arte marcial chino, “con probados beneficios para la salud mental y física que se realiza mediante movimientos relajados y armoniosos en combinación con la respiración y la concentración mental”, ha contribuido a la labor que desarrolla la ong que representa en Ávila a través de un grupo de amigos de la entidad.

Durante varios meses y con “gran acogida” desarrolló la actividad ‘Verano saludable + una sonrisa", para apoyar el proyecto ‘Girl’ de Sonrisas de Bombay con taichí, con el que “se pretende reducir la pobreza y las desigualdades de género fomentando las oportunidades de empleo entre las mujeres de Bombay a través de la formación profesional y empresarial”.

Según explica Muñoz, el taichí “se basa en conceptos de la medicina tradicional china y de la filosofía taoísta de la antigua China”.

“Como actividad de bajo impacto tiene el privilegio de adaptarse a cualquier edad de la vida, además de su carácter preventivo”, según asegura, y explica que resulta “una excelente práctica de mantenimiento, que complementa a cualquier otra actividad, tanto física como profesional, y se ha visto eficaz en cualquier persona deseando mejorar su calidad de salud y de vida”.

El taichí es “una de las artes marciales internas, adscritas a Wudang, una montaña de antigua tradición taoísta en China, por contraposición a las artes marciales”, y, según según subraya el experto, ofrece múltiples beneficios como -entre otros- “aprender a tener control del cuerpo, desarrollo del esquema corporal, aprender a canalizar y gestionar la propia energía, superar las emociones negativas, desarrollar la concentración y la confianza en sí mismos, elasticidad, o relajar y controlar el estrés, mejorar la vitalidad”.