Fue durante la jornada del sábado, cuando en un buen día de otoño unas 400 personas se echaron a las márgenes del embalse para recoger residuos de todo tipo, pero sobre todo muchas latas y muchos cristales.

Entre otros objetos recogieron somieres y colchones, mesas de campo, una televisión y hasta un cartel de las obras del puente de la Gaznata. El mayor nivel de las aguas motivó que la recogida fuera diferente a la de hace un año, cuando el caudal del embalse se encontraba en mínimos históricos.

Según Gustavo Méndez, el promotor de la iniciativa, “hubo gente que iba a venir a participar y luego se borró, pero a cambio otros que se encontraban en la zona, gracias a que el viernes era fiesta en Madrid, se apuntaron a trabajar”, aparte de los submarinistas, que contribuyeron bajo las aguas. La jornada terminó con una barbacoa y actuaciones musicales como modo de confraternización entre los participantes.