“Don Nicanor es recordado en Salobral con palabras como ‘era muy buen maestro’, ‘aprendíamos muy bien con él’, ‘sabía enseñar muy bien’”, según cuenta M. Rafael Sánchez, docente que ha investigado la represión a los maestros en la Guerra Civil en la provincia de Ávila.

De don Nicanor dicen que “era muy caritativo, que por la tarde enseñaba a los que más necesitaban y a los adultos”, según recogió en el capítulo de la obra ‘Muerte y represión del Magisterio de Castilla y León’, publicada en 2010.

De 50 años de edad y maestro de Salobral, su hijo Amancio, de 21, había seguido los pasos vocacionales de su padre y aprobado la oposición. Sánchez apunta que “además de ser maestro, era una persona comprometida con sus ideales republicanos”.

“El 8 de agosto -relata- un grupo de falangistas llegó al pueblo y se lo llevó con su hijo en la caja de una camioneta en dirección a Villatoro, y pasado el pueblo, en el Prado Caballo, les bajaron y conminaron a que corriesen, sus asesinos dispararon sobre ellos”.

Al día siguiente, sus cuerpos fueron recogidos por vecinos de Villatoro y sepultados en una fosa del cementerio “en la que se cree yacen los cuerpos de una veintena de fusilados por los golpistas en esos días”.

Hace escasas fechas, hijos y hermanos de los fusilados “al fin pudieron poner una lápida que recuerde su memoria en el lugar donde reposan sus restos como un gesto, un pequeño homenaje a sus vidas truncadas y, por largo tiempo, olvidadas”, subraya Sánchez, en lo que resalta como “un acto de justicia y de dignidad que a tantos nos emociona”.