Allí se han escuchado algunos gritos de "¡viva el Rey!" y "¡viva España!". Nada más bajar del coche y tras intercambiar un saludo con las autoridades, ha dedicado un rato a saludar a las personas que esperaban bajo las vallas situadas en el entorno de la plaza, muchos de ellos con pequeñas banderas rojigualdas repartidas poco antes.

Después se ha dirigido a la fachada del convento, donde ha conversado con el obispo, Jesús García Burillo, y el prior, David Jiménez, antes de traspasar la puerta del convento que le permite ganar el jubileo del primer Año Jubilar Teresiano.

El rey ha observado el altar mayor, donde también se encontraban el bastón y un dedo de Santa teresa como reliquias, y luego ha entrado en la capilla, donde ha formado en el libro de honor del Real Patronato de Santa Teresa, donde también se encuentran las rúbricas de algunos de sus antepasados, como sus padres, los reyes eméritos Juan Carlos y Sofía.

También ha visto la huerta de Santa Teresa y ha entrado en el Museo Teresiano, que se encuentra en la cripta del templo. Tras salir, se ha desplazado hasta la plaza de Corral de Campanas, donde se encuentra el Palacio de Superunda y se ha celebrado el acto del Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad.

Los metros que separan ambos lugares los ha hecho saludando al público por la acera de uno de los lados de la calle Madre Soledad, ya que la otra no estaba habilitada en el recorrido, si bien ha cruzado para conversar con varias monjas del convento allí situado, el de las Siervas de María.

Entre algunos gritos de “’Felipe, Felipe” ha llegado al Palacio de Superunda, donde antes de entrar ha posado con los alcaldes de las Ciudades Patrimonio.

La demora en recorrido ha supuesto que el acto comenzase 20 minutos tarde, por lo que el monarca ha pedido disculpas por el retraso: “ha merecido le pena”, ha dicho. VER FOTOS DE LA VISITA DEL REY AL CONVENTO DE LA SANTA.