Lisa&Friends: alfa y omega de la gira española de Lisa Anderson
TribunaDomingo, 08 de Julio de 2018 Tiempo de lectura:
7 de julio. En el momento de escribir estas líneas, Lisa Anderson está a punto de dar el último de los conciertos de su gira europea que ha incluido cuatro fechas en España (Ávila, Salamanca, La Alberca y Madrid) para cerrar su gira en Irlanda.
Escribir esta crónica es para mí, en tanto que ciudadano de esta tierra y amigo de la artista, un acto de justicia y de agradecimiento. Este mundo que nos vive, con frecuencia nos lleva a dejarnos arrastrar por la corriente, por aquello que ha sido glorificado por la industria, esa especie de fast food –a veces, además, junk food- que nos engulle y nos hace pasar de largo ante algunos deliciosos regalos sólo porque no vienen adornados por una arrasadora campaña de mercadotecnia.
Hace unos días Avilared anunciaba el concierto con que arrancaba esta gira en Ávila con estas palabras: “Dotada de una voz con personalidad propia, Lisa Anderson ejecuta de manera limpia y brillante un repertorio ecléctico (pop, indie, folk), con una calidad musical excepcional. La cantautora canadiense va desgranando su recorrido vitalista a través de una serie de canciones que caminan sobre ritmos impecables.” En estas frases ya está dicho una parte de lo esencial. Pero hay algunos aspectos que conviene añadir. Algunos detalles que sorprenden y que pueden ofrecernos la verdadera dimensión de una artista generosa, que recoge lo que antes ella sembró.
Cuando no hay una multinacional que te permita venir con toda la banda, más te vale tener amigos si quieres verte arropada en el escenario. Dentro y fuera de esos escenarios, Lisa irradia una simpatía especial, una energía que transfiere a su público y a cuantas personas estamos cerca de ella tomando unas cañas, por ejemplo.
26 de junio. Lisa acaba de aterrizar en Madrid. Dos horas después la recogemos en los alrededores de un hotel cercano a la Gran Vía. Lisa va ensayar algunas canciones con la contralto madrileña Julia Bermejo, quien además ejerce de anfitriona. Lleva su ukelele y una gran sonrisa. Hace unos años que no nos vemos. Lisa desempolva su castellano con desparpajo y comienza a hablarnos de su vida, de sus proyectos, de sus sueños, con dosis compensadas de locura y sensatez. Nos habla de su antepasada irlandesa, espía que inspiró su canción We did what we had to y de que es un deseo de acercarse a sus raíces lo que explica su concierto en Irlanda. Nos desvela quién es Kevin, título de la canción que cierra este disco, un curioso personaje que atraviesa su ciudad, Calgary, en bicicleta al tiempo que come unos tallarines. Y como contrapunto a esta anécdota nos confiesa también cómo se plantea su carrera musical, carrera de fondo en la que no piensa desfondarse.
Ya en el salón de la casa, Lisa saca su ukelele y dos tabletas de chocolate suizo que deja sobre la mesa. Habiendo chocolate el ensayo puede comenzar. Se trata de cuatro temas en los que Julia le hará a Lisa una segunda voz. De esta forma suenan esa tarde la elegante fugacidad pop de Time is running, el íntimo dramatismo de Salvavidas, así como una pieza de orfebrería de la música española, Aunque tú no lo sepas, versión ya clásica del repertorio de Lisa en la que Julia introduce unas hermosas armonías y la evocadora Time after time de Cindy Lauper. Mi única aportación sonora son los vasos de agua que de vez en cuando les acerco. El ensayo acaba y devolvemos a Lisa a su hotel. Nos despedimos hasta el jueves 28, día en el que la artista dará el primero de los conciertos de esta gira, en la Escuela de Idiomas de Ávila.
Son días de frenética actividad para Lisa, cuatro conciertos en siete días, entreverados con el reencuentro con los muchos amigos españoles que conserva. Sólo escuchar su programa de festejos marea e inunda de vértigo a quienes en estos días hemos seguido sus pasos. Ella lo hace sin despeinarse, el resto de peinados sufren algunos estragos. Carga, transporta y descarga sus instrumentos, prepara y monta la puesta en escena de sus conciertos, aparece con una radiante sonrisa, se mueve como un duendecillo por el escenario y comienza a cantar con una voz cuidada y limpia, como si de verdad la noche anterior hubiera dormido diez horas. Esto es lo que sucedió en el concierto de la Escuela de Idiomas.
Todo está preparado en la sala. Jan Bliek, profesor en esta escuela, músico y amigo de Lisa, ha dispuesto ya todo su equipo sobre el escenario y están probando el sonido. Sin su ayuda, todo hubiera sido más complicado. Al fondo del patio de butacas, los miembros fundadores de su Fan Club no oficial, Pat y Kent Anderson, discretos y encantadores, se disponen a asistir al enésimo concierto de su hija. Comienza el espectáculo Lisa & Friends. La cantante, al teclado, al ukelele, al piano, programaciones y loop, o a capella, atraviesa el escenario, mientras su voz, nutriente principal de todas sus canciones, va llenando el espacio. Y el público se entrega a su magia. No queda otra.
Además de las canciones mencionadas en el episodio del ensayo en Madrid, Lisa interpreta la saltarina Your Silence Says it All, el lirismo reflexivo de Cityscape y A Hundred Lives, su All I Know coreada por el público, o deja brotar sus dudas y deseos en Barricade; así como recupera para la ocasión dos temas de su anterior disco, Push y Bouleversée. Especialmente para este concierto Lisa va alternando temas propios con versiones en inglés (el Sail away de Neil Young y el Hallelujah de Cohen, que interpreta con Jan) francés (el Je veux de Zaz y el Je ne regrette rien de Edith Piaf), español e italiano (el aria de Donizzeti, Non giova il sospirar). Durante todo el concierto, el equipo de Jan va proyectando imágenes cuidadosamente seleccionadas sobre la pantalla del escenario, que ilustran las canciones. Para terminar con una dedicatoria especial de Jan a Lisa, el I´m believer de los Monkees, interpretada por él, con coros de Lisa y Julia.
Luis Chía y Pat Anderson recogen con su cámara de vídeo todo lo que ha sucedido, gracias a ellos quedarán retazos en la red virtual y podrá comprobarse que la próxima vez no hay que perdérselo. Al terminar sus conciertos, Lisa tiene el ánimo intacto para charlar con el público que se acerca, hacerse fotos, firmar discos y quedar después con la troupe de colaboradores para tomar unas tapas.
1 de julio. Lisa actúa en el el Sofarsounds de Madrid. Los conciertos del Sofar se extienden por 412 ciudades de todo el mundo y su historia comienza en el año 2009. Se trata de conciertos secretos, en los que el público no sabe qué artistas van a actuar y que se celebran en espacios no convencionales –un jardín privado, el salón de una casa, una terraza, una azotea…-. Hoy es un concierto-aperitivo en el que actuarán Lisa y otros dos grupos. Me dirijo junto a Julia -que va a interpretar con Lisa el Salvavidas- hacia un local en el barrio madrileño del Retiro, donde va a tener lugar el concierto. En el trayecto ponemos un CD de Presuntos Implicados y Julia calienta la voz al ritmo de Cómo hemos cambiado. Cuando llegamos nos recibe un buen ambiente, el aforo está lleno y nos anima comprobar el interés por este tipo eventos. El programa comienza con la actuación de Lisa y su Your Silence Says it All arranca los aplausos de los asistentes, un público exigente que busca espectáculos no previstos, abierto a nuevos y diferentes estilos y ritmos que escapan al circuito comercial. Sigue Salvavidas, All I Know y Cityscape. Su calidad vocal cautiva, y al finalizar las actuaciones de Kike Calzada, artista toledano cuyas letras rebosan poesía, y del virtuosismo instrumental de Dirty Chelo, llegados desde San Francisco (USA), Lisa atiende a quienes se acercan a felicitarle, adquirir su último trabajo y conversar con ella. Ha sido otro momento mágico, Kent Anderson ha grabado la sesión y quedarán muestras de acotados instantes en el universo youtube, en cualquier caso nada comparable a vivirlo en directo. Ahora toca desmontar y cargar los instrumentos. Son las 15:30. A ninguno de los cinco nos seduce la comida rápida. Encontramos mantel y mesa en una terraza, tenemos suerte, corre cierta brisa, comentamos anécdotas, reímos, paladeamos el momento…
Cuando termino de escribir esta crónica, Lisa habrá dado su último concierto en Europa en una iglesia desconsagrada del condado de Limerick, habrá cruzado la calle y entrado en un pub para casarse. A veces la vida es así. Happy wedding, Lisa & Ben, que la música y otras dichas os acompañen.
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