Nada más entrar en la cárcel, poco antes de las 8 horas de la mañana del lunes, se le ha requisado el teléfono móvil y el dinero en metálico que llevaba para ingresarlo en su cuenta de peculio, que podrá manejar con una tarjeta para comprar en el economato productos como tabaco, gel, cuchillas o cremas.

Durante el primer día pasará la revisión médica y entrevista con el equipo de psicólogos, trabajadora social y educadora.

Después ingresará en el módulo de hombres, que no está ocupado nunca y que tuvo como residente durante una década a Luis Roldán, exdirector general de la Guardia Civil, entre 1995 y 2005. Este módulo tiene tres celdas, una sala, un patio pequeño y una zona de duchas, junto a despachos para consultas.

Según el reglamento penitenciario, el recluso puede hacer un máximo de 10 llamadas telefónicas semanales de cinco minutos cada una a números previamente autorizados, que debe pagar él mismo. No hay límite de envío y recepción de cartas. Las visitas o comunicaciones a las que tiene derecho son de de una a la semana, mientras que las visitas íntimas o familiares, vis a vis, son una al mes, que es cuando podrá ver a su esposa y a sus hijos, Juan, Pablo, Miguel e Irene.

La cárcel, construida en 1989, cuenta con una superficie de 43.540 metros cuadrados y 162 celdas más 18 complementarias. En la actualidad cuenta con un centenar de reclusas. Hace un año se renovó el sistema de calefacción con un presupuesto de 1,3 millones de euros, sin bien el módulo de hombres no ha sido reformado desde que estuvo Roldán.

Tras haber ingresado en esta cárcel por su voluntad, ahora la Dirección General de Institcuiones Penitenciadias tiene potestad para decidir donde permanece los cinco años y diez meses que debe cumplir de pena.