La reducción se achaca a que ha descendido el número de contribuyentes. La cifra es superior al 43% de Castilla y León y mucho más alta al 35% de la media nacional.

“No es cierto que todos estén financiando con sus impuestos a la Iglesia, ya que si no marcan la X, ese importe no lo recibirá la Iglesia, sino que se destinará a otros fines”, ha subrayado Alejandro Jiménez, ecónomo de la diócesis abulense.

La diócesis abulense recibió en 2017 de la Conferencia Episcopal 1,9 millones de euros por la renta declarada en 2016. El importe recaudado en la provincia para la Iglesia fue de 633.096 euros, algo inferior a los 640.498 del año anterior.

El ecónomo ha querido destacar que la aportación de la diócesis supone un ahorro al Estado de 9,16 millones de euros en educación, “cantidad resultante de multiplicar el número actual de alumnos (5.553) por el ahorro por plaza en enseñanza concertada, que es de 1.650 euros”, según cálculos de la Conferencia Episcopal, que cifra el costo de plaza pública en 3.500 euros frente a los 1.850 de la concertada.

Según estos datos, lo cantidad recibida por la X de la renta es un 20,75% del dinero  ahorrado al Estado.

Sin ánimo de lucro

Por otra parte, el responsable económico del Obispado ha querido destacar que la diócesis es “una entidad sin ánimo de lucro” porque “no tiene como fin la obtención de beneficios económicos”, donde “su patrimonio procede, en su mayor parte, de donaciones, herencias y legados, no de adquisiciones, y tiene siglos de antigüedad”.

El ecónomo se ha formulado él mismo la pregunta de “porqué la Iglesia no vende todo lo que tiene y se lo da a los pobres”, y ha respondido: “se debe respetar la intención de los donantes, quienes casi siempre quieren que su donación, legado o herencia se destine al culto o al desarrollo de la actividad de la Iglesia”.

También se ha referido a que “los usufructuarios del patrimonio son los fieles y no fieles, en los pueblos y la capital, tanto continente como contenido” de los templos. “Es un patrimonio no rentable que se administra con austeridad y se conserva con un coste mínimo, teniendo en cuenta de que hay unos 500 edificios, entre templos (343), ermitas (148), capillas (6) y santuarios (2)”, además de que “muchos de estos bienes tienen un valor incalculable y no podrían venderse”, y que la diócesis “realiza con estos bienes una labor cultural y formativa abierta a toda la sociedad y al servicio de todos”.

Por otro lado, el ecónomo ha asegurado que la diócesis “hace frente” a la conservación, reparación o rehabilitación del patrimonio con sus propios medios con “una cantidad muy superior a la suma de la suma de las Administraciones públicas. En 2016 recibió 81.060 euros, que significa el 9% del total gastado por la diócesis, que fueron 915.838 euros en unas 30 parroquias.

También ha querido destacar el impacto económico de las iglesias o ermitas, en eventos como el Año Jubilar Teresiano, la Semana Santa y las fiestas patronales, romerías, bodas, comuniones y bautizos.

Servicios a la sociedad

Por su parte, el obispo, Jesús García Burillo, ha destacado “razones”, entre otras, para marcar la X, como que “más de un tercio de los ingresos que la Iglesia recibe los destina a fines sociales”, además de que promueve “verdaderos servicios de vertebración de la sociedad”, como en educación y patrimonio.

El ecónomo ha solicitado a los contribuyentes a que dispongan de más información “para que puedan valorar adecuadamente el balance económico resultante entre lo que recibe y aporta esta diócesis al Estado y a la sociedad abulense”, para que así “puedan estar seguros de que con su aportación se puede hacer una buena labor de humanización, esperanza, solidaridad, integración, ayuda y consuelo con todas las personas necesitadas”.