La vista ha quedado visto para sentencia y todas las partes mantienen sus peticiones: el fiscal solicita siete años de cárcel por abuso sexual, la acusación doce por agresión sexual, y la defensa la libre absolución.

Al final de la sesión, el acusado ha tenido la última palabra: “es lo peor que te puede pasar, aún teniendo el apoyo que he tenido” porque “confían en mí plenamente”, ha dicho entre sollozos.

Esto es lo que “te puede pasar por una simple acusación”, ha lamentado. “Te sientes avergonzado”, y ya contado que desde hace seis meses tiene relación con una chica, quien cree en su inocencia: “ha confiado en mí, no se cree nada”.

Tras la declaración de un médico como perito, con el que comenzó la tercera sesión, en las conclusiones el fiscal, Juan Miguel Gómez, ha manifestado que queda demostrado que la penetración vaginal del acusado a la joven de 16 años fue sin que ella lo deseara, aunque hasta ese momento la chica “consintió en la fase previa” con besos y tocamientos.

El fiscal cree la versión de la joven y se ha preguntado si había motivos para que mintiese y le denunciase. “No hay odio ni venganza” ha dicho, porque al joven le había conocido unas horas antes. También cree que la joven no se marchó del coche porque “sintió miedo”, pero que en realidad cuando él la penetró “estaba violentando su voluntad” porque “ella le decía que parara porque era virgen”. Sin embargo, R.R.M. “no le hizo ningún caso”.

Lo habría hecho otro

También el ministerio fiscal ha valorado que ella lo denunció, animada por sus amigas, y “dio la cara” y ha acudido a declarar al juicio. En el transcurso de la vista se ha dicho que el acusado llegó a decir que si él no hubiera penetrado a la chica “lo habría hecho otro”, lo que ha sido calificado como “desafortunado” por parte del fiscal. Así, considera que hubo “violencia sobre la voluntad de la víctima” y que fue un delito de abuso sexual y no de agresión porque no hubo intimidación.

Por su parte, la abogada de la acusación, Manuela Torres, destaca que la relación sexual fue “sin el consentimiento” de la víctima y que ella estuvo de acuerdo “hasta ahí”, pero el acusado no supo “entender” que “el no es no” y "traspasó una barrera".

Y ha destacado que el protocolo aplicado a la chica, que sólo se puede practicar a menores de 18 años, que dio como resultado que su versión era “probablemente creíble” y “compatible” con los hechos denunciados.

Por otra parte, abogada ha dicho que, aparte de la rotura del himen porque la joven era virgen, el una relación normal no aparecen eritemas o enrojecimientos tres días después, como tenía la chica cuando denunció y fue sometida a una exploración médica, además de que tenía que haber “lesiones vaginales importantes”. También se ha referido a que ella se había abrochado el pantalón antes de que tuviera lugar la penetración y ha dicho que a la joven no se la puede pedir “una conducta heroica”, aparte de que el acusado sabía que ella era menor de edad.

Según la abogada, los testigos han dejado ver una contradicción, que no era la primera vez que el acusado acudía a La Adrada y podía conocer el lugar apartado al que acudieron, frente a lo dicho por el acusado sobre que fue ella quien le guió adonde ir.  También ha llamado la atención sobre que él no utilizase preservativo cuando dijo que no era lo habitual en él.

Pleno consentimiento

Por su parte, el abogado de la defensa, Roberto Ruiz, ha alegado que la relación sexual fue con “pleno consentimiento” de la joven, que “ha reiterado” su versión desde el primer momento, y se ha preguntado por qué la chica no hizo nada cuando estaba en el coche con él a pesar que se la podían “haber ocurrido mil cosas”.

A pesar de entrar en un estado de shock, cree que ella podría haber telefoneado o enviar un mensaje -“¿qué miedo puede tener si el chico era normal?”- y ha asegurado que existe “prueba fehaciente de que no existió miedo”.

“Ella bajó del coche a orinar y se volvió a sentar atrás, no tiene lógica”, ha afirmado, insistiendo en que el acusado ni la amenazó ni la agredió porque “ni siquiera fue borde”. “Se puede ser muy pesado”, ha dicho, para lamentar que su cliente ha sido presentado como “un monstruo” y ha negado su “capacidad de control para anularla”, para asegurar que la versión de ella es “ilógica” y “no puede ser considerada una prueba de cargo”. También el abogado ha dicho que en el estado de ella pudo influir el fallecimiento de un familiar poco antes del hecho, ocurrido el 1 de mayo de 2016 en La Adrada.